26.- No necesito explicaciones. (*)

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—Ahí lo tenemos —Informa la doctora cuando la imagen aparece en la pantalla. Ella puntea una silueta, cada mes va siendo más notoria que la anterior.

Sonrío, como es habitual comienza a explicar las cosas relacionadas con el mes en el que me encuentro, hace la revisión acostumbrada y cuando se asegura que todo está en orden, es cuando nos pregunta si tenemos alguna duda.

Jack hace un par, parece verdaderamente interesado en saber absolutamente todo lo relacionado con el embarazo, y cuando la doctora le responde, él sonríe con alivio.

—¿Quieres saber el sexo del bebé? —inquiere — ¿O sigues con la idea de querer descubrirlo hasta su nacimiento?

Le dedico una rápida mirada a Jack antes de responder, y cuando estoy por hacerlo él se me adelanta.

—Nos gustaría esperar hasta el parto —Dice haciendo que la doctora lo observe.

—De acuerdo —contesta. —Siendo así ya no hay nada más por revisar.

Cuando abandono la camilla en la que se llevan a cabo las revisiones, la doctora ya se encuentra en el escritorio.

—Es probable que te cueste respirar —Informa—. Pero no te asustes si pasa, es normal puesto que estás sufriendo un aumento de la presión intraabdominal, que hará que respires de otra manera. También puedes comenzar a sentir cansancio, inflamación en las piernas o estreñimiento. —Prosigue—. No te alteres por nada de esto, te recomiendo que no estés bajo mucho estrés, puede ser un buen momento para apartarse del mundo laboral si eso te ocasiona presiones puesto que primero está la salud de su bebé.

No hago más que asentir ante todas las cosas que la doctora menciona.

—De acuerdo, muchas gracias—. Me despido al fin cuando ha terminado. Como es costumbre, me tiende la fotografía que ha impreso y la tomo con una sonrisa.

Tras despedirnos de ella y agradecerle, ambos nos disponemos a salir del consultorio.

— ¿Puedo verla? —Me cuestiona Jack mientras caminamos. Asiento extendiéndole la fotografía, él continúa caminando sin apartar la vista de la foto. Una sonrisa genuina se ha adueñado de su rostro y sus ojos poseen un brillo que no había visto en mucho tiempo.

— ¿Puedo conservarla? —inquiere dedicándome una mirada esperanzada. ¿Cómo puedo decirle que no si me observa de esa forma en la que me es imposible negarle algo?

—Claro que sí, aunque para la próxima, pediré que me imprima dos. Primero Caleb me quita la mía y ahora tú —reprocho en broma. Sin embargo, Jack parece tomarlo en serio porque dibuja una pequeña mueca en sus labios.

—Oh, lo siento. No importa, ten —extiende la foto para que pueda tomarla y lo observo por algunos segundos—. No quería quitártela, consérvala.

—Oh, no Jack —respondo soltado una risa—. Solamente bromeaba tonto, no tengo problema con que tú la tengas.

Su cuerpo se relaja y pronto la sonrisa que tenía en el rostro regresa. Hemos llegado a su auto, por lo que Jack guarda la fotografía en uno de sus bolsillos y me abre la puerta del auto. Le agradezco con una sonrisa y él cierra la puerta, rodea el auto hasta llegar a la puerta del piloto y se adentra. Cuando ambos nos encontramos dentro, Jack enciende el motor haciendo que el estéreo encienda y se reproduzca una canción por las bocinas.

— ¿Está bien esa? —inquiere señalando el estéreo.

—Si —Él asiente, pasan los segundos y él no hace el ademán de mover el auto por lo que le dedico una mirada interrogante. Estoy por hablar cuando él se adelante.

Inesperado Amor ©||EN EDICIÓN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora