Davis: El de ojos azules

10. Una unión para experimentar

Davis me duele un poco el cuerpo.

Y hace tres días volví a casa, antes de decirte por mensaje la noticia; me apresure y busqué un bar gay en la ciudad, duré unas horas pero lo encontré; tomé unos tragos y un tipo afeminado se me acerco desde la barra, me miró y creo que lo hice con él, por cierto era muy atrayente, de seguro me deje seducir. Al amanecer de ese día encontré una nota que decía: “Gracias por la noche tan salvaje, vuelve a llamarme cuando quieras” junto a lo que creo era su número de teléfono.

No sé si yo fuí el pasivo o activo, supongo que... ¿Soy versátil? Bueno, tendré que comunicarme con el chico para que me proporcione los detalles que el alcohol me hizo olvidar; aún tengo el número, tal vez luego de escribirte esto, le mandé un mensaje y me junte a hablar con él.

En esos días hice demasiadas cosas de las que ni me acuerdo, y pagué las facturas que debía del mes.

Quizás fuí el pasivo ya que mi cadera me está doliendo demasiado, pero como fue sexo salvaje no sé, y que lo he hecho con chicas, y si me ha dolido un poco la espalda por las posiciones tomadas, lo mejor será que busqué a ese individuo y le pregunté.

Dejando de lado mi primera vez con un hombre, de la cual no me acuerdo de lo sucedido, pues todo ha transcurrido normal, sin embargo tengo deseos de verte, nuestras salidas a los bares me han hecho falta, más bien pasar tiempo contigo me ha hecho mucha falta.

Quisiera conocer tu historia.

¿Cómo se conocieron tus padres? ¿Cómo fue tu infancia? ¿Qué tipo de chica o chico te gusta? ¿Habría una posibilidad de intentar algo conmigo? ¿Quién es Alejandro?

Tengo tantas interrogantes que hacerte, pero apenas podré hacerte algunas de las que están aquí plasmadas, las otras tal vez ni las conozcas o yo mismo las descubra de otra forma.

Ya van diez folios que te hago, este es el décimo, se que son poquitos pero, pronto te haré más no te preocupes.

Cuídate; y sí, aún no te escribiré mi nombre, no estoy listo.

Solo sé que me gustas.