2. Aquella noche

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Es la segunda carta que te escribo, te escribiré algo rápido.

Me gustas.

Y sigues gustandome, cada día que pasa descubro más de ti, mi nivel de acoso es casi tan bueno como mis notas en biología y mi nivel en la consola de video juegos que tengo.

Cuando te vi regresar solo como a las ocho de la noche, desde el restaurante de comida rápida que yo frecuentaba, salí del establecimiento y debido a eso la mesera del lugar me tomó como un ladrón, solo me asome por la puerta y ya me habían tachado como delincuente ¿Acaso un delincuente tendría una bata de laboratorio sucia y cinco libros con más de quinientas páginas?

No lo creo.

En fin, no pude verte más esa noche, pero si note a donde te dirigías, un burdel, cerca del lugar en donde me encontraba, solo debía seguir derecho y cruzar dos calles y estaría allí, pero mi apetito sexual estaba nulo, no quería hacerlo con nadie; pero si me lo hubieras sugerido en lugar de pagarle a una puta, no tendría problema de intentarlo contigo al menos esa vez.

No te he escrito ni un verso en este folio, lo siento por eso, quizás en el próximo te redacte palabras de amor.

Davis: El de ojos azulesOnde histórias criam vida. Descubra agora