Capítulo 7. Una nueva vida.

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Hijo despierta... despierta

Una luz atacaba la vista de Víctor, tratando de comprender que pasaba a su alrededor intenta parpadear para tener mejor visión del lugar en donde se encontraba.

— Que bueno que despiertas, estaba muy preocupado — le da unas palmaditas en la espalda.

— ¿Dónde estoy? — se sienta para mayor comodidad.

— En el hospital, te encontrabas herido bajo la nieve, no te preocupes ya está pagada la facturación.

— Ya veo ... gracias por su ayuda — traga en seco — Yo... lo siento pero no tengo el dinero para pagarle la factura — ríe apenado.

— No es nada, pero ¿necesitas de un familiar? , dime su número para marcar . — el anciano saca su teléfono celular.

— No tengo familia.

— oh, pero cuando te encontré nombraste a un tal ... Yuuri katsuki, ¿no quieres llamarlo?, debe estar preocupado por ti.

— JA, ese chico... No creo que pueda llamarlo— susurró para si mismo — El tiene problemas... Y Será mejor que yo no intervenga.

— Entonces no tienes familia de quien apoyarte. — Dijo para corrobora,  él más joven movió la cabeza con aprobación,  dio un gran suspiro dejando el objeto en su bolsillo de nuevo.

Ya estando por retirarse un doctor acompañado de un joven muchacho entraron para revisar por última vez al joven ruso ese día.

— Buen día— saludó  con cortesía a los presentes seguido su acompañante imitó el gesto— tus heridas sanaron, la hemorragia se detuvo ya hace unos días así que te estaremos dando de alta mañana, por ahora revisaremos si esta todo en orden para evitar algunos problemas— dijo mientras revisaba el expediente.

El joven enfermero colocaba un catéter en el brazo derecho.

— Si te duele o algo no dudes en decirlo — dijo mientras le daba pequeños masajes en la vena, después de la preparación comenzó a aplicar el medicamento. — ¿Te duele?.

— No... bueno un poco— dijo en un nulo esfuerzo por no quejarse, si había algo a lo que temía era a una vacuna, más bien a las agujas.

El anciano miraba nostálgico a Víctor ese miedo a las agujas también lo tenía su hijo que había perdido ya hacia nueve años cuando su nieto había cumplido apenas  siete años.

— Joven Plisetsky, tu abuelo olvidó decirnos algunos de tus datos, más bien el Alzheimer se lo impide— comentó el doctor que seguía ahí.

—¿ Abuelo?... ¿Plisetsky? — aqueó una ceja confundido.

Por lo tanto el anciano le  guiño en seña de que siguiera la corriente.

—Ah si ya, soy Víctor Niki...

— ¡Ah! Ya lo recordé, el nombre de mi nieto es Víctor Plisetsky, su edad es... es...

— Diecinueve...

— y su tipo de sangre es A...

— -O ...

Víctor completaba al mayor, pues ya había mentido bastante al hospital y sería sospechoso decir de repente  que   no era verdad, pensarían que se estaban burlando de ellos.

— Bien... muchacho eso es todo por hoy mañana por la mañana estarás de nuevo en tu casa— palmeo el hombro del mencionado y se despidió del anciano.

Una vez que se quedaron sólos Víctor no pudo aguantar y no mirar con  confusión  fundido en enojo a quien le había hecho tantos favores, no era que fuera un mal agradecido sin embargo eso iba ser un problema para el mayor y sentía que ya había tenido suficiente de él.

No obstante Plisetsky le miraba con demasiada atención, se preguntaba una y otra vez como aquel bonito chico había terminado ahí, no se atrevió a preguntar ya que sentía que no era el momento ni lugar para hablar de ello.

—Vendré por ti mañana... debo vigilar a mi nieto—  dijo mientras giraba la perilla con ello abriendo la puerta.

— No es necesario que vengas— respondió sin muchas ganas.

—Claro que es necesario, no te muevas de aquí muchacho las calles son peligrosas. — dijo en un tono amenazante para después salir de ahí.

Ante la respuesta del viejo se quedó sin que decir, tal vez tenía razón, esperar a que alguien le recogiera no sonaba tan mal además ya habían dicho que era su abuelo irse sin el  levantaria sospechas, después de salir del hospital tendría que buscar trabajo y un lugar a cual pertenecer contando que debía pagar lo de la factura al señor Plisetsky,  pensando en todo lo que debía hacer una vez dado de alta provocó que su tiempo se fuera volando.

La comida del hospital suele ser no muy buena pero para Víctor era lo mejor que había consumido después de tanto recibir suero.

Esa noche no pudo dormir se sentía un culpable por quedarse ahí sin hacer nada, mientras Yuuri sabrá Dios si estaba bien o había corrido la peor de las suertes, cuando al fin pudo conciliar el sueño tuvo pesadillas, sueños donde Yuuri era el protagonista de una película de terror .

~Perdóname mi iuuri~ dijo en un tono quedito.

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