Capítulo 3.Vengo a ti como un sirviente(segunda parte)

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Abrió a boca para recibir la comida que Nina le había ofrecido, con el primer bocado sus ojos brillaron y un vistoso rojo se formó en sus mejillas, el sabor del platillo era exquisito, hacia muecas saboreando, gestos únicos del muchacho.

Nina lo miraba con gracia, no pudo contener una risita.

-oh, Vitya eres tan encantador, si fuera más joven no te dejaba suelto- comentó Nina entusiasta, le encantaba ver a Víctor comer, sus expresiones eran tan especiales- No me canso de mirarte-

-Valla Nina, eres muy sinvergüenza, haces que me ponga nervioso- El gozaba la compañía de la mujer, ella era la única que lo había ayudado a sobrevivir el día a día.

-claro que lo soy, en mi juventud, YO, era muy popular entre los muchachos del lugar, solía coquetear con ellos, ya sabes promesas vacías - dijo con aires de grandeza, poniendo su mano en su pecho.

-No lo dudo, aún eres una mujer muy hermosa- se levantó y subió su pie sobre la silla haciendo una pose triunfante-pero mi belleza masculina es mucho mejor- dijo orgulloso de sus dotes, la mujer lo miraba con una cara absurda e incrédula, con ello dejó la conversación finalizada.

Yuuri tenía miedo ¿Y cómo no?, tenía armas amenazandole a diestra y siniestra, su cuerpo tambaleante, el sudor cayendo de la frente, nunca había sentido tanto miedo, a excepción de la vez que se perdió de la vista de su mamá en un mercado, pero cl...

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Yuuri tenía miedo ¿Y cómo no?, tenía armas amenazandole a diestra y siniestra, su cuerpo tambaleante, el sudor cayendo de la frente, nunca había sentido tanto miedo, a excepción de la vez que se perdió de la vista de su mamá en un mercado, pero claro a los cinco años todo te asusta, sin embargo aquella vez si se asustó como nunca.

-Ponte firme, quiero verte mejor -habló al fin, Yakov ordenando al chico.

-Si se-ñr...señor - trató de tranquilizarse, pero no era fácil, tenía a todos los delincuentes más famosos apuntando a su cuerpo.

-Uno de mis chicos dijo que te llamas Yuuri, ¿Qué edad tienes?,te vez muy joven- no dejaba de mirar con lujuria al japonés, sus ojos parecían tener llamas de fuego desbordando.

-Diecisiete...señor -confesó con lágrimas chorreando, ya no aguanto más, tenía su mente hecha un desastre, su respiración estaba fuera de control, tener a tanta gente mirándolo lo ponía nervioso.

-Instalen al Príncipe en una habitación que lo laven y vistan para mañana en la noche- ordenó a sus hombres, se le habían quitado las ganas al verlo con un ataque de pánico, no le agradaban ese tipo de problemas, además de que estaba cansado no quería soportar los quejidos de un niño.

Sus chicos rápidamente ejecutaron la orden de su jefe, lo mandaron a una alcoba bastante lujosa, tapizada de un color crema y chocolate, haciéndola ver acogedora como un hogar normal pero con clase, había una gigantesca cama con sábanas de algodón, las almohadas hechas con plumas, los muebles de caoba, el piso laminado con madera encerada, todo parecía ser sacado de una revista, pero Yuuri con la ansiedad que se cargaba no pudo ver los detalles de la habitación.
Los extraños abandonaron al menor dejándolo completamente sólo, no tenían que preocuparse porque se escapará, las ventanas tenían unas rejas bastante fuertes que impedían su escape, además de que habían varias personas vigilando las entradas a la mansión.

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