🛸 Traducciones de NCT.
🛸 Créditos a @markleetrash en Tumblr.
🛸 Este libro está completo pero siendo corregido.
🛸 Pronombre femenino pero siendo editado para ser neutro.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Las mañanas marcan el comienzo de un nuevo día, un nuevo comienzo.
Hay buenas mañanas y, por supuesto, malas mañanas, las mañanas en las que ni siquiera quieres levantarte de la cama.
Las buenas mañanas eran a menudo un signo de un gran y maravilloso día, uno que estaría lleno de sonrisas, risas y nada más que felicidad.
Pero las malas mañanas, por otro lado, a menudo ponen un alto precio en tus emociones, donde desearías que el día terminara justo ahí y en ese momento, incluso si solo ha pasado una hora.
Quizás otras personas solo experimentaron estos dos tipos de mañanas.
Pero para ti, hubo otro tipo de mañana: uno que ocupa un lugar especial en tu corazón, y también el que te tranquiliza por el resto del día.
Durante esas mañanas, pudiste sentir que tu corazón se llenaba, junto con la sonrisa en tu rostro que solo creció y se hizo más brillante.
Estabas esperando el día con mucho más entusiasmo y optimismo, y como si fuera una bendición, tus días ciertamente mejoraron.
Todo gracias a él.
La primera vez que se conocieron, fue una fría mañana de invierno.
Puedes recordarlo claramente; No fue un buen día.
Eso fue hasta que llegó.
Tener que apresurarte con algunas tareas la noche anterior hasta la madrugada te llevó a quedarte dormida y, finalmente, tener que apresurarte para ir al trabajo.
El nerviosismo no te importó, menos cómo te veías ese día; solo querías llegar al trabajo a tiempo antes de perder tu trabajo.
Y tal vez deberías haberlo hecho, porque te encontraste congelada por el clima frío en el medio de la calle con tu simple top con botones y pantalones vaqueros.
Frotaste tus manos para calentarlas, ya que tus piernas no pudieron evitar temblar por el viento que golpeó tu piel a través de la delgada tela.
Tus brazos se envolvieron alrededor de ti misma mientras encontrabas tu propio agarre a medida que pasaba cada segundo, rezando sin cesar en tu mente para que un taxi apareciera justo delante de ti para que pudieras escapar del frío.
Pero luego hubo un ligero golpecito en tu hombro, y tan pronto como te diste la vuelta, un chico de pelo negro, más alto que tú, te tendió el brazo y te puso un abrigo beige claro. Llevaba un jersey de lana simple y un par de jeans ajustados, similar a ti, con la diferencia de que él no parecía tener frío.
Te miró fijamente con los ojos bien abiertos y con anticipación, luego te levantó el brazo una vez más cuando no reaccionaste, con una pequeña y sutil sonrisa en su rostro.
Confundida, levantaste las cejas hacia él.
Luego murmuró una o dos palabras por debajo de su aliento, antes de levantarse por encima de ti para abrir el abrigo y luego colocarlas sobre tus hombros y cuerpo suavemente.
