Cuando Jimin el príncipe de los dragones encuentra a un malherido joven durante su viajé secreto no duda en llevarlo con él, su dragón interior le pedía a gritos marcar al hermoso ser que había rescatado.
Lastimosamente el joven de nombre Jungkook...
En la presente era los seres mágicos dominaban los cielos y la tierra, el mundo era una fantasía a los ojos de cualquiera con seres capaces de romper las nubes con sus fuertes alas como los dragones, sirenas y atlantes en el mar hasta los misteriosos kitsunes, lobos y hadas. La gran variedad de especies era cada vez más sorprendente, para los seres humanos que habitaban en la tierra ver los reinos de estos seres era una completa maravilla.
Entre las grandes tesoros del mundo mágico se encontraba el gran y conocido "Reino de los Dragones Gemas" era bien conocido por todos que los dragones de ese lugar eran los más majestuosos y preciosos del mundo. Dentro de este reino era normal ver a cada dragón con una gema representativa, desde los dragones diamentes, los dragones cuarzo y los dragones onix entre otros. El Reino dragón era rico en magia y era casi visto como de la realeza por las demás especies por su distinguida apariencia.
Pero no solo la belleza de estas bestias era de admirar, poseían una gran capacidad de combate y el tamaño suficiente para hacer flaquear de miedo hasta al más fuerte demonio en las montañas, el reino era una enorme fuerza capaz de destrozar a cualquiera que se interpusiera, pero lejos de ser tiranos preferían apartarse de los demás por cuenta propia.
Siempre había un osado capaz de intentar atrapar a algún dragón debido a esto estaba prácticamente prohibido salir solos durante algunas ocasiones, en especial para la familia real siendo estos los más raros entre los dragones Gemas no era recomendado salir. Desde el principio hubo una familia principal, de generación a generación el primer hijo tomó el lugar como rey, acompañado de un consejo para tomar decisiones cuando eran necesarias.
Cada dragón debía velar por el bienestar de la familia real, lastimosamente para este reino había llegado la desgracia llevándose consigo al último rey en ese tiempo dejando a su joven hijo solo, el pequeño príncipe era demasiado joven cuando quedó huérfano siendo como única y última opción dejarlo al cuidado del Consejo.
El pequeño niño siempre fue un dolor de cabeza para ellos, corriendo de un lado a otro y metiéndose en problemas a cualquier momento, cualquiera que viera su lindo y puro rostro dudaría que el pequeño fuera objeto de peligro. Nariz de botón y labios esponjosos de tierno color cereza eran sin duda algo bello de ver, pero sus ojos cuál cristal eran algo más que impactantes, poseía dos colores diferentes como el hielo envuelto en las brasas del fuego, un par de pícaros pero tiernos ojos.
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Jimin tan solo poseía 15 años cuando su padre murió por otra parte su madre lo dejo recién había llegado a este mundo, el destino se la arrebató a su padre y a él sin ningún remordimiento. Jimin era un niño inocente que no sabía cuantos problemas causaba su curiosidad, era un niño con un corazón aventurero y justo a tan joven edad. La pérdida de su padre le afectó más nunca dejó que su sonrisa se manchara de tristezas, creció mientras el Consejo trataba incesantemente de corregir su atolondrada y curiosa personalidad sin exito alguno.
