Capítulo siete

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Knight

Las nubes gritan que va a ser una tarde horrenda, cosa que solo aportaría al fiasco de día que hemos tenido. No pudimos avanzar mucho con las canciones ya que Knox nos corrió del estudio para obligarnos a ir a una prueba de trajes.

Resulta que tenemos un evento mañana y deduje que se trata de la pasarela que Tanit estuvo comentando a lo largo de los días en nuestras llamadas nocturnas. No se me complicó llegar a esa conclusión porque al parecer si fue sonado y su demanda creció a un nivel que obligó al dueño de Yen, de nombre Zhao me parece, a hacer de su evento uno con acceso solo por invitación.

Tanit en lencería me pone, lo que es, no hay razón para negarlo. Y aunque hay una chispa de celos en mi pecho gracias a que sé que habrá más espectadores, considero que no es una prioridad en combinación con uno de los eventos más importantes de su carrera. Merece el reconocimiento que está recibiendo y Knox me explicó que si ella lo hace bien, puede volverse algo regular el modelar con la marca de lencería.

No dudo que cautive al púbico y cámaras, después de todo, me he puesto al corriente con su trabajo y puedo declarar que soy su aficionado.

Esta mañana estuve pensando en ella, más de lo normal, y en como poco a poco hemos comenzado a tomar más riesgos en esto que está sucediendo con ambos. Por ello, me ofreceré a ser su acompañante para la fiesta post-desfile y alfombra roja. He hecho las paces con la posibilidad de una negativa como positiva, incluso si se trata de un sí con condiciones. Avanzaré al paso, trote o zancada que ella marque, porque hemos progresado y confío en que estamos en la misma página.

Le propuse cenar hoy porque si bien podría hablar sobre la idea de ir juntos, me gustaría hacerlo de frente. Eso y que estoy necesitado de hacerla sentir mejor.

Sé que no ha tenido días buenos, la vi cuando le llevé la cena y de repente manda uno que otro mensaje revelador. No he puesto presión en ella para hablar porque tengo mi fe puesta en que hablará cuando se sienta lista, mientras intentaré apoyarla con mensajes y llamadas como escapatoria. Solo espero tener la paciencia para quedarme de espectador.

Esta es algo así como nuestra primer cita oficial. No mencioné que lo fuera cuando la invité, pero nunca antes hemos salido en plan romántico con las cosas tan claras como ahora, ni siquiera de adolescentes.

Quiero llevarla a cenar al mejor restaurante argentino de la ciudad, para después conducirla a casa y dejarla descansando después de obtener mi beso de buenas noches. Bueno, un poco más allá de un simple beso, aspiro a segunda base porque siento que es ambicioso apuntar a tercera.

Agradezco a todo lo divino que ya estemos fuera de esa zona de amistad ridícula que había planteado en mi cabeza al principio cuando pensé que no podría conseguir algo más con ella, porque es definitivo que los amigos no se besan así.

Su beso se sintió como un sueño dándome una cachetada de realidad. No pensé que sucedería tan pronto y fue lo último que se me pasó con la cabeza cuando la vi abrirme la puerta con el rostro triste y cansado. Solo quería dejarla descansar y comer, pero se mantuvo activa en la conversación y cuando di un salto de fe -muchísima-, ella se mostró receptiva y sucedió.

Cuando me dijo que quería besarme también, tomé la iniciativa y me adelanté a hacerlo. Sentí que se me iba el aire cuando sus manos hicieron contacto con mi piel y su necesidad por ir más allá casi me incendia por dentro, casi pierdo el control y la noción de lo que estaba por hacer, por ello me detuve antes.

Mi cabeza y cuerpo gritaban por ella, pero había más peso en el hecho de que debía esperar. Porque no importa lo mucho que quiero volver a tenerla gimiendo mi nombre mientras la tomo de distintas formas, es prioridad que ella se encuentre bien. Y espero que con mi intento de visita haya podido descansar y olvidarse unos instantes de la negatividad.

Una oportunidad másOnde as histórias ganham vida. Descobre agora