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Eamonn.

-Tú Ve a recostarte- me giro para verlo a la cara- Anda.- alzo la ceja y aprieto los labios.

Cuando sale del baño me levanto asomándome para ver que llegó bien a su pieza, después vuelvo a la limpieza mientras me muerdo la parte interna del labio.

-Hazlo- no sé porque mierda esperaba que me lo dijera, es solo una maldita palabra que me confunde como otras frases absurdas que me llenan los estúpidos pensamientos.

Todo es una revoltura.

-¿Pero que pasaría si te dijera que ya me gustas?- repito- Esa maldita frase me hizo llegar a esto, es una demencia total, ya que no tiene ningún puto sentido el sentir algo por eso, no comprendo cual es el afán de que tampoco siga rondándome la cabeza como las moscas a la mierda

Niego con la cabeza y noto como el suelo está casi listo, el poco de sangre está borroso.

-Eamonn- Dejo las cosas a un lado y me sacudo la camiseta para que me entre aire, me siento algo ahogado.

Me fijo en lo que traigo puesto y arrugo la frente.

¿Qué mierda? Esta cosa no es mía

Miro hacia abajo. Estiro el elástico de los shorts y respiro hondo cuando veo que mi ropa interior está intacta.

Camino a una ventana y la abro, entra una gran ventisca helada que refresca el baño, es como si se fuera la tensión de las paredes que no sabía en realidad que estaba, y observo el gran sol que hay, es muy fuerte, retrocedo quedando en lo opaco y sutil ambiente que hay dentro.

Paso una mano por mi cabeza, porque aún percibo una presión molesta en ésta. Arrugo la frente cuando cierro los ojos, aprieto mi cabeza entre ambas manos y me jalo el pelo para que todas esas ideas invertidas e insanas salgan de mi mente, pero no funciona, se hacen incluso más claras las malditas.

-¿Qué debo hacer?- pregunto a la nada y quedo con la boca entreabierta.

-¿No será que al ver a tantos tipos en cueros se te levanta el mástil?-

-¡No!- grito, noto lo fuerte que lo hago y la respiración se me tranca, veo como las manos me tiemblan y miro a los lados con precaución, la barbilla me tirita.

-¿Eamonn?

¿Realmente me llamó o ya estoy loco?

Trago saliva y con ambas manos refriego las yemas del índice y el pulgar.

Pestañeo un par de veces seguidas y voy a ver cómo va. Cuando llego hace el intento de sentarse en la cama.

-¿Estás bien?

-Acuéstate- le ordeno con firmeza en mi voz.

¿Cómo mierda aún puede estar preguntándome si estoy bien cuando casi recién se golpeó la cabeza? Que locura

-¿No me vas acompañar?- se ríe un poco y termina quejándose.

-¿Sigues bromeando en un momento como este?

-¿Cuándo vas a entender que yo no bromeo contigo ni con este tema?- se acuesta y se remueve tirándose hacia atrás.

Niego con la cabeza.

-¿Dónde están las aspirinas?- miro a otro lado.

-Ahí- apunta al armario- ¿Por qué gritaste?

-Te desperté y es mi culpa- abro las puertas y volteo a verlo unos segundos.

-Está en la parte de arriba- me estiro y saco una caja, la pongo en la orilla de la cama y saco una pastilla.

-Ohm Toma, ya vuelvo, déjame traerte agua- le dejo la aspirina en la mesa de noche.

Salgo y bajo las escaleras a velocidad normal.

- Si en serio quieres que me vaya Pues ábrela y me iré- me detengo estrepitosamente y se me corta la respiración cuando estoy por chocar contra la puerta de la cocina.

Se me tensan los hombros y aprieto los puños.

La Pausa de un Cariño IncontrolableKde žijí příběhy. Začni objevovat