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Eamonn.

Supongo que una cosa que más puedo destacar de mí, es mi pelo. Si, no mi rostro, no mi personalidad, ni mi cuerpo. Solo mi cabello. Lo demás se pierde entre las multitudes, aunque suene depresivo aquel comentario, es cierto, no hay nada más que destacar de mi persona.

Y todo eso es a pesar de lo que me dicen, de que soy diferente, pero lo que no me dicen es lo que veo. Como todos se alejan y murmuran a mis espaldas cuando paso. No volteo, eso es algo que nunca hago, solo sigo de largo.

No hay manera de detenerme. Y mucho menos ahora, donde no me detengo por nadie.

Corro, las gotas chocan contra mí tratando de detenerme, pararme pero de todos modos tomo un respiro debajo de un paradero donde comienzo a sentir escalofríos por la fuerza del viento mientras que goteo por todas partes.

Me siento en la punta del asiento de metal y respiro con dificultad inclinando la cabeza hacia adelante levemente.

-Malditos... Autobuses. - tiro la cabeza hacia atrás y escurro el agua de la ropa mientras que las gotas de mi cabello continúan mojando mi cara.

Sacudo la cabeza y suspiro estirando las piernas y frotándome las manos contra estas para que el calor vuelva a mí.

"¿Y ahora en donde rayos estoy?"

-¿Hola?

Me levanto del asiento rápidamente y lo miro.

-Hola...- respondo desconfiado.

Da unos pasos más quedando debajo el techo del paradero. Baja su paraguas y lo cierra lentamente, haciendo que cada movimiento del mecanismo se escuche despacio.

Me mira y yo le copio sin quitar la vista de sus peculiares ojos.

-Ten. Lo necesitas más que yo.

¿Lo dice en serio o trata de tomarme el pelo?

Estira su brazo con el paraguas goteando en mano y solo lo sigo mirando. Sonríe un poco y veo unos hoyuelos. Va hacia un lado y lo deja apoyado contra la pared que nos protege de la lluvia por las espaldas.

Me aclaro la garganta, siento el aire congelado correr por mi garganta.

-Gracias- lo rodeo apegándome a la pared y tomo el paraguas.

-No hay nada que agradecer- sonríe de lado sin mostrar los dientes.

Trago saliva y me volteo, abro el paraguas alejándome caminando hasta detenerme en la esquina por esperar a que la luz del semáforo cambie, mientras eso pasa me encojo de hombros bajando el gorro de la sudadera y en un momento giro a verlo.

"¿Por qué demonios lo hizo?"

Finalmente un autobús se detiene delante de él, y colocando un pie arriba de los escalones me mira y luego al voltearse termina de subirse.

Cuando el semáforo está a mi favor, cruzo la calle.

Escucho como el autobús pasa a mis espaldas y saco mi teléfono del bolsillo aun caminando en medio de la lluvia donde todos los sonidos son opacados, marco su número.

-Hola. Si, soy yo. Tenemos que hablar.






















🌂 - 🌂 - 🌂




















Richard.

-¿Qué tan sorprendente sería si dijera que me desvíe del camino solo por alguien...? – Hago una pequeña pausa- Alguien a quien no conozco- le doy una rápida mirada.

-Diría que estás loco, todo un chiflado.

-Tienes razón, es toda una locura ¿no?- río y me peino.

Tomo la pasta y el cepillo de dientes, veo mi reflejo en el espejo, tengo una sonrisa.

-¿Qué me escondes bajo esa sonrisa casa-nova? ¿Quién es ella?

"Creo que mentirle es lo mejor, de nuevo"

No todos tenemos a una ella que nos hace sonreír como si estuviéramos alucinando con algo magnífico, que nos impulsa, nos prende, enciende un interruptor que crea miles de ideas por hacer, realizar, millones de deseos que cumplir.

-Solo alguien, yo solo le pasé un paraguas, nada más que eso- subo y bajo los hombros, tratando de hacerme el desentendido de la situación.

-Alguien que debió tener algo como para que lo hicieras. – comprendo a lo que quiere llegar.

-Solo se estaba mojando y yo le entregué un pa-ra-guas - eso lo trato de decir con toda la pasta de dientes en la boca y sin escupirle al espejo.

-Todos los hombres son iguales- suspira dramáticamente- Te ilusionan con algo y para ellos no significa nada...

-No me vengas con eso, sabes que es lo que pasa realmente – le digo luego de escupir y enjuagarme la boca con agua varias veces.

-Si, lo sé, pero creo que a veces es más fácil culparlos a ustedes para no ver la realidad. – se muerde el labio mirando a la pared que tiene en frente.

-Pero eso es lo que se supone que deben hacer. – cierro la llave del lava manos.

Eva hace un ruido extraño y se recuestas en mi cama haciéndola rechinar.

-Además Tu tan vieja y diciendo esas cosas, que vergüenza - me río y ella se levanta rápidamente de la cama y alcanzo a cerrar la puerta del baño antes de que llegue.

Me apoyo en la puerta y tiro la cabeza hacia arriba, miro el techo, es entonces que suspiro cerrando los ojos y pasando la lengua por mis labios.

"¿Habré empezado algo...? "

La Pausa de un Cariño IncontrolableWhere stories live. Discover now