Capitulo 6

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A la mañana siguiente, en la cocina, mi madre me pone el desayuno, unas deliciosas magdalenas caseras y una buena taza de café con leche.

- ¿Qué tal te lo has pasado ayer cariño?

- Muy bien mamá.

- ¿Y ese tono? ¿Qué ha pasado?

- Nada. Mamá, este año quiero comenzar a sacar el carnet de conducir.

- Hija, pero, ¿Para qué lo quieres? Tienes la universidad cerca y el bus te deja justo en frente, aparte con el coche tendrías que buscar aparcamiento.

- Sí mamá, pero si lo piensas bien siempre dependo de alguien que me lleve y me traiga. Quiero salir sin tener que preocuparme de esas cosas, ya va siendo hora.

- Bueno, ¿qué te parece si hablamos de esto después de la boda de tu hermano?

- Está bien- le digo con voz refunfuñona.

Al terminar de desayunar subo a vestirme, he decidido salir a correr, por lo que me pongo un chándal que me compré este invierno y todavía no he estrenado. Cuando bajo cojo a Flokes y salimos juntos.

En nuestra carrera por un parque cercano nos encontramos a Rebecca con sus bolsas de compra. No me podía parar así que la saludo educadamente y continúo mi carrera. Al llegar al final del parque le doy de beber al perro y nos sentamos juntos un rato.

Diez minutos más tarde volvemos a correr, esta vez de camino a casa. A mitad del camino un perro se nos cruza y se escucha a alguien gritar, la chica corre tras él con tan mala suerte que se cae.

- ¿Estás bien?- le digo mientras la ayudo a levantarse.

Cuando la miro a la cara me fijo en que es Andrea, la chica de la cena de ayer.

- Sí, no es nada, perdona pero tengo que coger a ese perro.

- Te ayudo.

Ambas corremos para intentar darle alcance al perro, corremos hasta que Flokes consigue darle alcance y le agarra la correa.

- Muy bien chico- le digo a Flokes. Al fin las clases de adiestramiento y salvamento canino han valido la pena.

- Muchas gracias, eres María, ¿verdad?

- Sí y tu Andrea. Tienes que educar mejor a esta fiera, porque si no- señalo su rodilla ensangrentada-, te pasará esto muy a menudo.

- No es mi perro, se lo estoy cuidando a un amigo que se ha ido de viaje. Solo se porta así conmigo, con el dueño no hace nada.

- Suele pasar, se nota que es un cachorro casi. Oye, ¿Por qué no vienes a mi casa y te doy algo para que te cures la pierna?

- La verdad es que tengo prisa.

- No te preocupes, mi casa está cerca de aquí.

- Está bien, gracias.

Caminamos despacio, hasta llegar a casa. Cuando llegamos vamos directamente hacia la cocina, allí cogemos el botiquín. Le limpio la herida y le pongo yodo. Luego la invito a un zumo de naranja y le pongo agua y comida a los perros, que empiezan a comer sin dudarlo.

- ¿Tú y Oliver os conocéis desde hace mucho tiempo, verdad? se os nota por la complicidad que tenéis.

-Yo lo conocí el año pasado en Roma en un desfile al que fui invitada. Tras el desfile tuve un problema con el de seguridad y él vino y le dijo que me conocía, aunque no fuera así. Gracias a él me libre de un problema que me causo la persona que me invitó.

Se termina de beber el zumo rápido, yo no digo nada ante esta respuesta, se la debieron de jugar bien.

- Bueno María, gracias por ayudarme pero me tengo que ir, entro a trabajar dentro de un rato.

Besos para dormirteWhere stories live. Discover now