1. Sin dignidad no hay tregua

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Único requisito para este relato: Haber leído Herencia Ricoy.

Elías

Estoy enamorado de una chica, fue mi novia, pero ya no lo es. Alocada, divertida, linda, posesiva, agresiva, bruta, hasta cavernícola podría llamarse. Arianna Adgerd, tiene un serio problema de personalidad. No sé cómo lidiar con ella, no me da tregua. Terminé con Aria en mi etapa de secundaria, por cuestiones de que no quería tener una relación a distancia, sin embargo ella no desiste, me seguiría hasta el fin del mundo si pudiera.

Y hasta casi que lo hizo.

Me encuentro tranquilo en la universidad, de hecho hace tiempo que no la veía, y de repente está ahí, mirándome, como un depredador a su presa, estoy perdido.

―¡¡Elías!! ―me llama cuando me visualiza.

Bufo.

―Otra vez no.

Me giro para alejarme de ella.

Tengo muchos motivos por los que no debería estar con Aria, y uno solo por el que sí. Ha pasado mucho tiempo, pero me sigue gustando, esa es una razón con bastante peso contra las otras, aun así no puedo evitar negarme. Me confundo mucho. Aunque así dicen que es el amor.

Lamentablemente.

Corro hasta el cansancio hasta que salgo de la universidad, me detengo respirando agitado, pero cuando creo que la perdí salta sobre mí como una gata furiosa y caigo al suelo.

Parece que todos nuestros encuentros son así.

―¡Te puedes calmar! ―grito mientras he quedado sentado en el piso y ella me abraza sin soltarme ni un instante ―¡Necesito respirar!

―¡No! ―Lloriquea ―Elías... malo.

―Aria, por favor... me asfixias.

Mueve su cabeza y me mira directo a los ojos, los suyos están humedecidos, pone su rostro a centímetros del mío.

―¿Por qué me odias?

Bufo.

―No te odio ―En realidad es todo lo contrario.

―¿Por qué me evitas? ―Cierra con fuerza sus ojos y veo como las lágrimas caen por su rostro.

―No llores ―Acaricio su mejilla y me vuelve a mirar ―ya te dije mil veces que lo nuestro no puede ser.

―¡¡Pero si no me odias por qué no!! ―grita y se refriega los ojos ―¿Es porqué tu mamá no me quiere?

―No tiene nada que ver con mi madre ―Niego moviendo mi cabeza ―es cosa mía, tiene que ver con mi confusión.

―¡¡Deja de estar confundido entonces!! ―Me levanto del suelo y ella cae hacia atrás pero se levanta rápido, mirándome enfadada ―¡¿Hay otra?!

―Nada que ver ―Ruedo los ojos.

―¡¡Te juro que si hay otra la mato!!

―¿Te puedes calmar? ―Me rasco la cabeza ―Deja de insistir, ya han pasado tres años, te estás obsesionando demasiado con esto.

―Sí pero... ―Hace una pausa sin dejar de mirarme ―tú no me dices que no me amas ¿Entonces qué quieres que piense?

―Pues en ti, deja de arrastraste, ten un poco de dignidad.

―¡¡¡No quiero!!! ―Se va corriendo y me sobresalto.

―¡¡Aria!! ―la llamo pero no la sigo ―Mierda ―maldigo por lo bajo.

¿Por qué esto es tan complicado? No importa cuanto lo intente, va a seguir insistiendo. No logro encontrar una solución, porque continuo confundido y debo darle un punto final a esto, ya que se ha convertido en un círculo vicioso durante mucho tiempo. 

Relatos Ricoy (Probando tus celos)Where stories live. Discover now