2. Volver a sonreír

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~2~

Me observo en el espejo, acomodo el moño del vestido celeste que arriba tiene forma de top y lo estiro bajándolo un poco, para que no sea tan corto en mis piernas. Me siento en la cama y me pongo los zapatos, continúo viéndome al espejo. Mi cara de póker sigue ahí, impasible, inmutable, sin expresión. Me levanto acercándome hasta allí, al detenerme hago mi sonrisa de mentira. Creo que funciona, al ser la directora, ya no hago estos trabajos que son para actuar, me limito a la oficina, pero de veces en cuando debo volver a hacerlo, aunque simplemente no me gusta, me recuerda al pasado.

"Me he enamorado de ti". "Señorita robot". "Aleshka... te amo". "Aleshka, como me encanta pronunciar tu nombre". "No sabes cuánto te deseo". "Lo arruinaste, Aleshka Smirnov".

―Kovalev ―suspiro ―tienes toda la razón, lo arruine, pero debía hacerlo, era imprescindible.

Aunque en ese momento, todo fue por venganza, al final lo que comenzó por ser una acción egoísta, se convirtió en un bien necesario. Al parecer, todo pasa por algo, en este caso, muchas personas pudieron ser libres y felices, alejados de la opresión de Kuznetsov. Sin embargo, aún me falta camino por recorrer, debo proteger el paraíso que he creado para ellos, como su directora actual, es mi deber, debo acabar con mis enemigos.

Llego a la reunión y busco al funcionario. La música es apacible, te relaja, perfecta para hacer negocios o descansar.

―Hedeon ―llamo al hombre que estoy buscando cuando lo encuentro.

―Señorita Aleshka ―asiente.

―Espero que nuestra reunión sea favorecedora para ambos ―me invento una sonrisa.

―Lo será, tenlo por seguro.

―Seguramente ha oído que tengo personas en contra y otras a favor ―le cuento siguiendo con mi falsa sonrisa fingida ―. La C.E.E.R necesita de su apoyo, yo lo necesito ―poso mi mano en su traje.

―Buena táctica, la seducción.

No es idiota. Me alejo.

―Siento si he sido inapropiada ―me disculpo.

―No se preocupe, somos seres humanos, nos equivocamos.

Vuelvo a mi rostro sin expresión y decido ser sincera, comportándome como mi personalidad me presenta, una robot.

―Seré clara, es necesario que este del lado de la organización, su palabra es muy importante en los tribunales. Siempre nos están evaluando, es imprescindible que no se nos juzgue, que sigan mandando el dinero y que se sepa que desde ahora, está todo bajo control, un control completamente legal ―le muestro la copia del documento que hice esta mañana.

Lo lee detenidamente.

―Parece todo correcto ―levanta la vista a mirarme seriamente ―¿Cree que podrá mantenerlo?

―Con su ayuda es seguro que sí.

―Pero es obvio que no solo quieres que la C.E.E.R continúe como está ¿No es cierto?

―En efecto ―asiento ―. Es de suma importancia que yo pueda seguir siendo la directora, no de una manera ilegal por supuesto, pero mientras la organización siga en transición necesito seguir siendo quien comande. Sin embargo teniendo a personas en contra, mi plan puede ser cancelado y no me daría tiempo para renovar la paz que he creado para los que estuvieron en Proyecto A, la corrupción podría volver a resurgir.

―La corrupción existirá siempre ―me aclara.

―Sí, pero mientras pueda evitarla, puedo protegerlos.

―Admiro tu dedicación, pero creo que lo que te falta es el carisma, nadie te aceptara nuevamente incluso aunque los hayas salvado ―me explica ―sino les agradas como eres, no puedes cambiarlos.

―Por eso necesito su ayuda ―insisto.

―Puedo darte mi apoyo, incluso concederte ese beneficio y más, aun así no lograras representarlos, no de esta manera.

―¿Y qué me aconseja?

―Tu persona no puede solo generar autoridad, debes demostrar que eres una persona estable.

―¿Cómo demuestro que lo soy? ―me lo pienso detenidamente pero no logro descubrir la forma.

―Si te daría la respuesta ―sonríe ―no podría apoyarte en esta figurativa campaña, tú encuéntrala y yo hare el resto ―me alcanza una tarjeta ―llámame cuando la tengas.

La acepto y veo como se retira. No puedo entenderlo, no sé cómo podría conseguir algo así, pero si no me lo pienso pronto, perderé todo por cuanto luche y no puedo permitirlo, es lo único que me queda.

Relatos Ricoy (Probando tus celos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora