—¿Me estás llamando mentirosa?

Terrence notó que estaba metiéndose a terreno peligroso, y decidió reconducir la conversación. No quería pelear con ella, la había extrañado horrores, y solo quería disfrutar de su presencia. Ya aclararían después el tema.

—Ven, vamos a calmarnos. —Tomó su mano y la condujo de vuelta a la banca—. Mejor cuéntame, ¿cuándo es tu examen? —preguntó con una sonrisa.

—Terry, en mi último telegrama te dije que era la próxima semana. Y eso fue hace un mes. —La chica se levantó, sintiéndose dolida por la falta de atención del actor a sus asuntos.

—No lo recibí, Candy —dijo, y también se levantó—. Solo recibí dos telegramas tuyos. Uno en Indianápolis y otro en Dallas. Después de esos no recibí ninguno más.

—No es posible, te envié uno a cada ciudad, excepto a Nueva Orleans, Atlanta y Washington. Y no lo hice porque no sabía a donde enviártelo.

Terrence se quedó callado, su mente era un hervidero de pensamientos. Él último telegrama que envió fue desde Nueva Orleans. Estaba molesto con ella, y decidió no escribirle de las dos últimas ciudades. Quería que lo extrañara tanto como él a ella. Sin embargo, eso no justificaba que no recibiera los anteriores, y no creía que Candice le estuviera mintiendo.

—¿No me crees?

Airada, al ver que no emitía palabra alguna, se dio la vuelta para irse.

—Claro que te creo. —La agarró del codo para evitar que lo dejara solo a medio jardín—. Solo que me parece muy raro todo. Admito que no te escribí en las dos últimas ciudades, pero sí te envié el nombre del hotel de Nueva Orleans.

—¿Se habrán extraviado? Con el asunto de la guerra el hospital ha estado muy revuelto —dijo más para sí que para Terry.

—Es posible. El sistema de telégrafos debe estar colapsado.

El semblante de ambos se volvió lúgubre. Terrence había evitado pensar en su padre, pero, a pesar de que no lo reconocería en voz alta, le preocupaba. En cambio, Candy recordó a su antigua compañera.

—Flamy se enlistó como enfermera voluntaria.

—¿La amargada?

—No le digas así, por favor. Fue muy valiente al ofrecerse, yo...

—No, Candy. No se te ocurra hacerme algo así —pidió con voz ronca.

Candice negó con la cabeza y lo abrazó, descansando la mejilla sobre el firme latido del muchacho.

—Ni tú a mí, por favor.

—Nunca, pecosa.

Lo que ninguno de los dos sabía es que, a veces, el amor no es suficiente.

🌸🌸🌸

Terrence se quedó unos días en Chicago y luego se fue a Nueva York. Habría querido quedarse todo el mes que tenía libre, pero hacerlo implicaba derrochar sus ahorros en la renta de un hotel; Candy vivía en las instalaciones de la escuela.

Candice lo despidió en la estación, con la promesa de que iría al estreno de la próxima obra.

El tiempo siguió su curso y las fechas para las audiciones de "Romeo y Julieta", fueron anunciadas.

Terrence estaba exultante. Romeo y Julieta ha sido su pieza teatral favorita por años, ser Romeo es uno de sus más grandes sueños. Conseguiría ese papel a toda costa, sería Romeo, y el día del estreno le entregaría a Candy su anillo de compromiso.

Tú eres mi vidaWhere stories live. Discover now