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A la mañana siguiente todo fue muy extraño. Harold se estaba comportando de una manera distinta y digamos que hasta se le ocurrió un día traerme el desayuno a la cama. Las chicas estaban tan confundidas como yo, pero una cosa si se, el no confiar en él a pesar de que "este cambiando" como dice.

En otros temas, ayer después de regresar del lago, no encontré por ningún lado a Randall. Estaba dispuesta a arreglar las cosas con él y pedirle que lográramos salir otro día, pero creo que me evitaba. No lo sé, a veces lo pienso y siento que esto es lo mejor. No me llevaré bien con él y eso está seguro. Ayer ni podíamos mantener una conversación y tal vez ni hubiéramos disfrutado el lago estando nosotros dos solos, pero a la vez me hacía sentir triste. No creía que fuera un tipo tan cortante, frío y tan cero de conversación. Tenia suposiciones en mi mente y a lo mejor algo o alguien lo hizo ser así o simplemente es su personalidad.

–   ¡Bien señoritas, quiero veinte vueltas a la cancha pequeña! – el grito de la profesora de deportes me hizo entrar en la realidad.

–   Menos mal que es la pequeña – escuché el susurro de Tracy, sonreí porque tenía razón.

–   Creo que moriré si seguimos haciendo ejercicio. – se quejó Wendy.

–   Por dios, tienes sexo con Dallas prácticamente todos los días ¿Y te cansas con esto? – Raquel recibió un golpe por parte de ella y se sonrojó.

–   Te callaron la boca – reí. Las chicas me siguieron.

–   Raquel casi lo gritas – susurro medio gritando, si eso es posible – te odio.

–   Me amas.

Dejamos el juego y comenzamos a correr. La verdad yo ya estoy acostumbrada al ejercicio, aunque no me gusta mucho, pero me ayuda a quitar el estrés de mi cuerpo. Justo a lado de nosotras se encontraban entrenando los chicos de The Rider's Oh. Se supone que deben de estar en lo suyo, pero lo único que están haciendo es mirarnos y yo misma culpo a este uniforme. Si, como lo leyeron, los únicos uniformes que debíamos de usar eran para deportes. Obviamente para representar a la escuela. Consta de un short color gris, una blusa roja con azul con el logo del internado y tenis deportivos. También teníamos un pants, pero ese solo se usa cuando hace frió y precisamente hoy está haciendo un sol de infierno. Así que esto tiene sus ventajas y desventajas.

–   Harold no ha dejado de verte – me informó Raquel mientras íbamos corriendo a la misma distancia.

–   Eso ya lo noté – sonreí sarcásticamente.

–   También mi hermanito no deja de verte ¿Sabías que uno de sus colores favoritos es el gris? Ese short y tus piernas, de seguro le encantaron.

–   ¡O esas nalgas! – gritó Wendy pasando a toda velocidad, nosotras reímos.

–   No sean bobas.– Mis ojos se dirigieron a él y tenían razón mis amigas. Me estaba observando y justo cuando nuestras miradas chocaron se volteó disimuladamente. En el caso de Harold, aunque yo lo mirará o no, no me quitaba los ojos de encima. Era incómodo ¿Por qué era incómodo que me viera Harold, pero con Randall no lo era?

–   ¡Cuidado Chels! – el gritó de Tracy me aturdió.

Al instante sentí un fuerte golpe en la cabeza y de la nada todo se volvió oscuro.

Vuelve a mí (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora