Capítulo 20

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Capítulo 20

   Ayudé a mi abuelo a levantarse. Aquella mañana se sentía algo indispuesto y no se sentía con ganas de comer. Algo que por supuesto nos preocupó.


_ Es un hermoso día, abuelo...
_ Tú y tu madre creen que cuidan a un niño._ agregó molesto.
_ Un niño grande que queremos mucho..._dije, mientras alguien tocaba a la puerta_. Debe ser Andrea avisando que esta listo el desayuno.
_ Empezare a hablar en Francés para decir que no tengo hambre._ refunfuñó aún más molesto.
_ Permiso..._ dijo Andrea al entrar con una sonrisa picara_. Ya esta listo el desayuno...
_ Venga abuelo... Estar encerrado en su habitación no le hace bien. Recuerde que el médico le indicó que tomar aire libre._ dije al tomar su brazo derecho.
_ Además, al bajar se alegrará de ver una visita...
_ ¡No quiero ver a ninguna visita!...
_ Ésta de seguro que si querrá verla..._ agregó Andrea sonrientemente antes de bajar.


   Una corazonada me indicaba a quién se refería Andrea. Era obvio para mí, que una parte de mí se alegraba, pues vería de nuevo a mi abuelo sonreír.


   Bajé con mi abuelo. Aun cuando él caminaba a regañadientes. Como si fuese un niño pequeño. Dylan se había ocultado para darle la sorpresa.


_ Es que no sé como se le respeta a este pobre viejo su decisión de no querer comer.
_ ¡Tan grandecito y haciendo una escena de niño pequeño!_ dijo al salir de su escondite.
_ ¿Dylan? ¿Has regresado?
_ La voz de un ángel me hizo regresar._ dijo y me miró un poco, antes de abrazar a mi abuelo.
_ ¿La voz de un ángel?_ expresó mi abuelo sin entender.
_ Digamos que extrañaba no estar aquí..._mintió Dylan, al saber que yo prefería no decir nada_. La voz de ese vacío sin... sin su compañía y sus consejos me hicieron volver.
_ ¡Vamos a celebrar el regreso de Dylan!... De repente he vuelto a sentir un apetito...


     Mi abuelo se acercó a la cocina, mientras Andrea lo seguía. Era como si ambos se hubiesen puesto de acuerdo para dejarnos solos.


_ Gracias por no decir nada..._ dije en un tono normal, dejando el cinismo y la indiferencia a un lado.
_ De nada... Sabes que haría cualquier cosa para verte feliz a ti y a tu abuelo...


   Sus ojos me miraron fijamente. No obstante, no estaba dispuesta a que aquello me hiciese cambiar de parecer. Mi corazón ya había tomado una decisión y él no estaba en el.


    Desde el regreso de Dylan, se podía observar el cambio de mi abuelo. Se le observaba no tan solo feliz, si no cuanto estaba dispuesto a hacer cosas nuevas.


    Por quinces días había evitado acercarme a Dylan, algo de lo que él se daba cuenta. Pero mi abuelo siempre encontraba una de las suyas para que nos miráramos, o nos habláramos.


_ Prométeme que esta vez no te iras._ le decía mi abuelo a Dylan, mientras caminábamos por la playa en aquel atardecer_. Que te quedaras y no te darás por vencido...
_ Abuelo Matthew..._ respiró con resignación_. Solo he venido por usted. Tatiana y yo...
_ Escúchame... Solo escúchame._ sonrió al interrumpirlo, mientras lo miraba a los ojos_. Una vez alguien pasó por lo que tú pasaste. Cometió el peor error de su vida, hasta el instante en que le hizo caso a su amigo... No se dejó vencer, aun cuando todo parecía perdido._ se detuvo_. Yo cometí el mismo error que cometiste tú... Herí a quien amaba al engañarla con otra. Me encontré entre la espada y la pared cuando descubrí que mi vida era ella y que sin ella no valía nada.
_ ¿Qué intenta decirme?_ expresó sorprendido.
_ Intento decirte que nunca me di por vencido... que después de tomar el consejo de un buen amigo, busqué las infinitas maneras para que la abuela de Tatiana me escuchara y me perdonara. Y no fue fácil... Tuve que mover cielo y tierra. ¡No creas que no sé los esfuerzos que se requieren para que te escuchen!... Los conozco muy bien. Incluso todas las excusas y molestias que te puedan dar.
_ ¿Por eso es que insiste en que no me rinda?
_ Nunca le digas a Tatiana que te lo dije...  Dylan, conozco a ambos tan bien que sé y me atrevo a decir que son el uno para el otro. Lo he visto en tu mirada cada vez que la miras a pesar de que ella te ignora.
_ Aún así, Tatiana es... es un témpano de hielo conmigo.
_ ¿Témpano de hielo?_ sonrió mi abuelo, antes de continuar caminando con Dylan_. ¡Tan parecida a su abuela Clara!... Un témpano de hielo que es fácil de derretir cuando estás dispuesto a remediar lo malo y a hacerla feliz... algo que debes hacerle ver. Y con tu gesto de volver a Los Ángeles, aun cuando sea por estar con este viejo, has dado el primer paso... Créeme. Ella te agradece tu presencia en este lugar aun cuando no lo diga.


   Siguieron caminando, observando aquel atardecer, mientras mi abuelo se le ocurría un plan. Tal vez no era el más original para un día como ese. Pero, al fin y al cabo, era un plan que sabía que no lo dejaría mal.


_ ¿A dónde vamos esta noche?_ le pregunté a mi madre al entrar a la cocina.
_ Vamos al restaurant de Paolo... a tu abuelo se le ha ocurrido tener una cena familiar en ese lugar. Además, de que quieres bailar... ¿Puedes creerlo?
_ ¿Estás segura de que mi abuelo ha dicho que quiere bailar?_ sonreí asombrada_. ¡No puedo creerlo!... Mi abuelo no baila desde que murió mi abuela Clara.
_ Estoy segura... ¡Más que segura! Sé lo pregunte al creer que le escuchaba mal.
_ Mi abuelo cada día me sorprende... Y me alegra al verlo feliz y con sus locuras.


    ¿Bailar? ¿Qué había detrás de ese deseo de salir a cenar y a bailar? Mi ingenuidad no podía adivinarlo pues creía que sólo lo hacía al sentirse animado.

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