Capítulo 14

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Capítulo 14

   La mañana siguiente no pude evitar aquella reunión familiar que tanto odiaría ese día. Mi abuelo, como siempre, se dispuso a sacar aquellos comentarios pocos prudentes para la ocasión.


_ Tatiana, me alegra que hayas bajado a desayunar... Anoche te esperamos para la cena. Pero tu hermana, Andrea, nos dijo que tenías un fuerte dolor de cabeza... Fue tan lamentable, ya que le estábamos dando la bienvenida a Dylan.


    Besé la frente de mi abuelo, antes de sentarme en mi silla. En aquella mesa, al frente de Dylan.


_ ¿Cómo se ha sentido hoy, abuelo? Tiene un nuevo semblante... Se ve muy bien, abuelo._dije para cambiar la conversación.
_ ¿Y cómo no sentirse así? Tengo a mi amada familia y a mi querido Dylan, que aunque no es parte de la familia... Para mí lo es. Me recuerda a un viejo amigo...


   Me senté, intentando no cruzar la mirada con Dylan. Aun así, hay veces que lo inevitable no se puede evitar... aunque lo deseemos tanto.


_ ¿Vas a salir a correr hoy, Tatiana?
_ No lo sé, tal vez sí, abuelo.
_ Entonces, llévate a Dylan...
_ No quiero ser una molestia._expresó Dylan al ver en que lo metía mi abuelo. Y conociendo mi deseo de mantenerme lejos de él, prosiguió_. Esta tarde quisiera poder hablar con usted, como en los viejos tiempos.
_ ¡Pero si aún tenemos suficiente tiempo!


   Quise tomar el salero, sin percatarme de que él también hacía lo mismo. Nuestras manos se rozaron, al igual, que nuestras miradas se encontraron.


_ Lo siento... tómalo tú._ me dijo, al instante en que retrocedía la mano.


    Sus ojos verdes siempre habían sido tan expresivos, al igual, que aquellos gestos particulares que él tenía. Incluso al mirarme.


_ No soy bueno para correr... Y no quiero ser un estorbo para Tatiana._ intentó buscar mi mirada, mientras yo dejaba el salero nuevamente en la mesa. Pero se dio por vencido al ver que no lo lograría.
_ Abuelo, si él no quiere... No le insista._dije con frialdad e ironía_. Además, esta tarde quiero correr sola... para después regresar y estar con usted un rato. Por supuesto, después de que hayan tenido su conversación de hombres._ miré mi reloj y espere 1o minutos más para levantarme y salir de allí.


    Aquella mañana llevaba un mono azul con camisa blanca. Algo deportiva, como solía vestirme todas las mañanas antes de salir a caminar o a correr.


_ <<  Tatiana, te juro que lo menos que quería hacer era hacerte daño. Pero debo ser sincero contigo... Por nuestra antigua amistad. No sé que pasó en mi cabeza... Pero esto es lo que sucedió. Y es lo que siento. >> 


   Me detuve al recordar aquella última conversación otra vez. Desechándola después de mis pensamientos. Pertenecía a mi ayer... a un ayer que no quería más en mi vida.


_ ¡Basta!... No más lágrimas..._ dije al secar aquellas lágrimas que habían corrido en mi rostro, sintiéndome aún más molesta por ello_. El hecho de que él esté aquí no implica que yo cambié mi decisión. ¡No cambiare de parecer!


Seguí corriendo después de eso.


_ Abuelo Matthew, es momento de que me diga la verdad de por qué me ha pedido que venga a este lugar, sabiendo que no soy de mucho agrado para su nieta. Y no la culpo por ello. Tatiana está en el derecho de odiarme y quererme lejos de su vida.
_ Un viejo como yo sabe muchas cosas, aunque no se las quieran decir. Toma asiento..._le dijo, mientras él también tomaba asiento_. Sé que hubo algo muy malo para que mi nieta no quiera perdonarte... Aún a pesar de esa conexión especiales que había nacido entre ustedes.


    Dylan guardó silencio un momento para aclarar sus pensamientos. En una cosa jamás se había equivocado. Jamás se había equivocado en cuanto lamentaba aquello.



_ No soy quien para juzgar... Solo soy un viejo que aspira una cosa antes de morir. Ver que se hablan... Y que regresan.
_ Es algo muy difícil... No sé si..._ ¿Qué podía decirle? ¿La verdad?... ¿Aquella verdad que tanto me había lastimado?_ Tatiana jamás podrá perdonarme...
_ ¿La heriste al hacer algo que le hizo daño?... ¿La engañaste?_ agregó al mirarlo fijamente_. Y si mi memoria no me falla, eso ocurrió hace dos años atrás. Después que ella ganó las competencias de patinaje sobre hielo, en las nacionales en New York. Aquella vez que participó nuevamente sola y le dedicaba aquella participación a Alan.


    Dylan lo miró aún más sorprendido.


_ No hay nada más terrible que engañar a una mujer... Y mucho más, cuando descubres a la final que es a la mujer que amas a la que hiciste llorar. ¿O me equivoco?
_ Abuelo...
_ No es necesario que Tatiana o tú me digan algo...Lo sé todo. Incluso cuánto ella lloró por ti... La vi hacerlo en su soledad, sin que ella se percatara de eso... Y cuánto ha hecho para odiarte. O al menos, intentarlo._agregó con un gesto en la cara, mientras movía los hombros.
_ Después de que ella regresó a Los Ángeles... Yo decidí quedarme en New York. Una cosa llevo a otra cosa y... no sabe cuanto lamento y lamentare el haberla engañado con otra que no era nada para mí... Sólo un desliz a causa de la depresión que había sufrido a sentirme una mentira, y un mal amigo, que le había robado a Alan el derecho de ser feliz con ella... Había bebido de más ese día. Ella jamás me lo perdonó. Se sintió muy herida. ¡Y no era para menos! ¡Había sido yo quien la lastimaba! ¡Yo!..._ expresó finalmente con la mirada perdida, recordando ese ayer, mientras se le entrecortaba las palabras_. Rompimos nuestro noviazgo a causa de mi ceguera. Yo le rompí el corazón... ¡¿Yo?!... Destruí lo que tan difícil construí... 
_ Ella aún te ama...al igual que tú. Lo vi en tus ojos esta mañana y no imaginas la alegría que me dio. Supe en aquel instante que nunca me equivoque al tomar esta decisión de decirte solo a ti cual es mi último deseo.
_ ¿Ella me ama aún?..._ expresó aún incrédulo_. Eso no lo creo. ¡Ella me odia! ¡No soporta verme!
_ Debajo de ese ser que se hace ver como un témpano de hielo... Hay alguien que en realidad conozco muy bien._ sonrió con picardía_. Y sé que ella está sufriendo, al igual que tú, con este reencuentro y que no dice nada para no disgustarme. Mi nieta siempre ha tenido un gran corazón.
_ Abuelo...
_ Sé que estoy muriendo... ¡Qué ya no tengo tanto tiempo como antes! Aún así, mi último deseo es que ella vuelva a sonreír. Ella te necesita, aunque no lo diga, al igual que la necesitas tú... Mi último deseo es verlos juntos. ¿Acaso este viejo pide mucho?
_ No sé como hacer para que me perdone... Ella no me permite acercarme a ella.
_ Si me dejas... Estoy dispuesto a ayudarlos un poco. Sólo un poco... Tú debes hacer después lo demás.


Mi abuelo sonrió aún más. Aquel era el inicio de aquel deseo que lo haría feliz antes de morir.

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