021 ~ ᴀɴᴛʀᴏ ɪɪ

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—Ya se me olvidó como se sentían tus besos, ¿me regalas un recordatorio?

Cuahutémoc tomó de las mejillas a Aristóteles y lo besó, se detuvieron cuando las puertas se abrieron y fueron tomados de la mano hacia la habitación de Aris. Sacó la tarjeta para abrir la puerta y al entrar sintieron una ola de calor causada por el calentador que estaba dentro del cuarto.

—¿Te gustaría ver una película?

—¿Tienes películas aquí?

—Pues... no —rió—, pero podemos buscar una en el canal abierto.

Ambos rieron y Aristóteles se dirigió a la pequeña cocina que había en la habitación seguido por Cuahutémoc.

—Mira, hay papitas, palomitas —dijo viendo lo que quedaba en los estantes—, son de marca chafa pero funcionan, y también podemos hacer café —se dirigió al refrigerador—. Tengo refresco, agua, un chocolate que compré ayer, más agua —cerró el refrigerador y volteó a ver a Cuahutémoc—. ¿Te apetece algo o mejor te llevo a cenar?

Cuahutémoc soltó una carcajada y se acercó a él para abrazarlo. —Se me antojan unos besos, ¿tienes de esos?

—¿Kisses? No, sólo tengo un Milky Way...

—Ari...

—Es broma —rió—, de esos tengo de sobra para ti —respondió al abrazo y comenzó a besar a Cuahutémoc.

🍀

Los dos chicos pasaron por la puerta del departamento besándose desesperadamente, el más chico cerró la puerta con el pie y se dirigieron al sofá aún fundidos en aquel beso.

—D-Diego... ¿estás seguro de esto?

—S-sí, no dejes de besarme, me cortas la inspiración —lo tomó de los hombros para acercarlo más a él y lo siguió besando.

Diego empezó a jugar con los tirantes de Guido y los bajó lentamente, mientras que éste último jugaba con la orilla de la playera del joven Ortega.

🍀

—Mierda, ¿por qué Scarlett Johansson luce tan bien?

—Tú sigue admirando a ella, yo seguiré viendo al papucho de Chris Evans.

Tenían la suerte de haber encontrado una película interesante en la televisión, aunque estaba en inglés sin subtitulos y Aristóteles no entendía todo, pero no le veía problema ya que sabía casi todos los diálogos de memoria.

Los dos chicos estaban sentados en el sofá cubiertos con una manta, se mantenían abrazados y entre ellos estaba un bowl con palomitas y papitas juntas, Cuahutémoc tenía en su mano el chocolate de Aristóteles y en momentos partía pequeños pedazos y los llevaba a la boca del rizado.

—Lastima que no tienes aquí en tu habitación a Evans, me tienes a mí.

—Creo que prefiero tenerte a ti, sip, prefiero besarte a ti.

—¿En serio?

—La verdad no, pero pues hay que agradecer lo que se tiene —se encogió de hombros.

Simplemente Aristemo.Where stories live. Discover now