Epílogo

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Un año después.

La catedral de Barcelona se lustra de amor y buena vibra al acoger entre todos sus muros, la celebración más esperada por la familia Berkshire Torres.

Amelia y Silas, por fin, luego de un año de felicidad absoluta y un noviazgo considerablemente corto, llegaban juntos al altar.

Romina, haciendo uso de sus facultades como artista y como regalo de bodas para su hija, se sienta frente al piano mientras Avalene acaricia su violín, para dar inicio a La vie en rose.

Amelia, luciendo una pieza en corte A de Talin Strech crepé con encaje, cuello redondo, escote en espalda e ilusión de encaje en las mangas largas y un acabado de botones con critales sobre cremallera, al fin su sueño se hacia realidad y del brazo de su padre atraviesa el pasillo que la separa y la une al mismo tiempo del hombre de su vida, al levantar la vista y verlo, siente ganas de correr a su encuentro y volver a unir su vida a la suya sin dudarlo, todo lo contrario a la primera vez.

Su padre aprieta su mano y le sonríe, al final del dia, si se casaría siendo su padre parte de los invitados.

- Luces preciosa.- Besa su frente y ella sonríe.

- Gracias papá.

Silas en su lugar, la mira como si nunca hubiera visto nada igual.

-Es un ángel.- Musita y Nathan se echa a reir.

- Ya vas a empezar con tus comentarios.- Responde antes de ver como su amigo deja salir la baba.

- Es perfecta.- Vuelve a decir ignorando el anterior comentario de su mejor amigo.- Ni te imaginas las ganas que tengo de arrebatarle ese vestido.

Osvaldo vuelve a mirarlo y entrecierra los ojos.

- Oye no te pases que es mi hermana.- Simon se rie y niega con la cabeza.

- A sus puestos.- Ordena y ambos retornan a sus lugares.- Es preciosa.

Silas sonríe y asiente.

- Lo mejor es que es toda mia.- Simon rie por el comentario de su hijo y luego mira a su esposa, sonriéndole como la primera vez en que la vio.

Al final del dia amor si cambia pero cuando es verdadero, solo lo hace para bien.

Amelia encuentra los ojos se Silas y al ver como desliza su mano por su rostro aprieta los labios para no reir, en el momento en el que ella se detiene frente a el, no puede evitarlo.

- ¿De verdad estás llorando a estas alturas?.- Pregunta y el se encoje de hombros.

- Luces perfecta.- Álvaro le extiende la mano de su hija luego de besarle la frente.

- Sigue haciéndolo como hasta ahora y el cielo será tuyo.- Le dice al apretar su agarre y luego junto a Simon se regresan a sus lugares.

Todo mundo tomó su lugar y el sacerdote dio inicio a la celebración, entre sonrisas y lágrimas ambos disfrutaban de la ceremonia en la que ante los ojos de Dios y el hombre, se convierten en el complemento del otro.

Ninguno pudo salvarse de los votos matrimoniales y es que en realidad, ninguno de los dos quería saltarlos, no en esas circunstancias y mucho menos con esos sentimientos.

- Yo, Silas Berkshire te tomo a ti, Amelia Torres como mi esposa.- Le guiña el ojo y ella se rie.- Prometo serte fiel, amarte y respetarte en la salud y en la enfermedad, prometo hacerte feliz incluso cuando no sea el mejor momento y apoyarte en todo lo que necesites, prometo siempre estar ahí para sostenerte cuando quieras derrumbarte y cuidarte con mi vida, te prometo que todo mi corazón te pertenece y que desde el primer momento en el que te vi, mi misión en esta vida es hacerte feliz.

Amelia; anoche soñé contigoWhere stories live. Discover now