Capítulo 49

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Amelia

Hasta el siglo IXX, las metas con las que eran educadas las mujeres eran conseguir un buen esposo y tener abundantes herederos, en especial un varón para preservar el linaje. Todo eso cambio a inicios del siglo XX cuando las mujeres de verdad tomaron en serio el movimiento feminista que en primera instancia perseguia que las mujeres también pudieran estudiar en las universidades, cuando las metas y visiones femeninas empezaron a cambiar en el mundo.

En el mundo actual existen mas de 300 millones de universitarios y el 60% de ellos son mujeres, en la era moderna, las mujeres se interesan en mayor proporción por estudiar y hacerse un nombre por ellas mismas ''Para que ningún hombre las pisotee'', algo que es absurdo desde mi punto de vista dado que tarde o temprano, nos enamoramos y conocemos que no hay nada mejor que eso.

Este es un ejemplo de un plan de vida de una mujer con proyectos: Terminar la escuela, ir a la universidad, graduarse, emplearse, encontrar el amor, casarse y formar una familia, justo ahora tengo veintiocho años, he terminado la escuela con dos carreras, tengo empleo, he conocido el amor mas sublime, me he casado y ahora llegó mi momento de formar mi familia con el hombre que amo y la hija que la vida me ha regalado.

Aunque la verdad es que el dia en el que me enteré, eso no era lo que pensaba.

Recuerdo que esa mañana solo estuvimos en casa Osvaldo, papá y yo cuando caí en la cuenta de que mi periodo no había llegado el mes pasado y se había retrasado dos semanas, estaba histérica y muy asustada cuando papá me llevó a un hospital y me realizaron las pruebas.

- ¿Y?.-Preguntó ansioso cuando Osvaldo llegó con el sobre a casa.- Amelia compadécete de mis nervios.

Dos gruesas lágrimas corrieron por mi mejilla cuando el positivo salió en unas chillonas letras negras en el papel.

Ahora mismo no se descifrar si eran lagrimas de felicidad o de miedo, solo se que lloré hasta que no pude mas quedarme callada y dije a mi padre y mi hermano lo que ahora considero el mayor milagro de mi vida.

- Estoy embarazada papá.- Dije y el me acogió entre sus brazos.- Y no se que voy a hacer.

Se separó de mi y me miro a los ojos.

- ¿Cómo que no sabes que hacer?.- Negué con la cabeza y el miró a Osvaldo.- ¿Qué vamos a hacer con esta niña? Mira Amelia, estás casada con un hombre que te ama y en todo caso no estás sola, aquí tienes un padre que te va a apoyar siempre y si Silas no quiere ser el padre de tu hijo.

- Cosa que dudo.- Completó Osvaldo acariciando mi mano.- Se va a volver loco cuando se lo digas y si no quiere pues bueno, me hago su padre y listo, ¿Vale?

Fue así como dos de los hombres que más quiero en este mundo me hicieron sonreir y hacerme a la idea de que además de Ava, otra personita que ruego al cielo sea niño, me llamará mamá en poco tiempo.

Todo eso se ha ido al traste al ver a Silas mudo, pálido y sudando luego de haberle dicho mi secreto.

- ¿Silas?.- Pregunto mirándolo con preocupación.- ¿Estas bien?

Asiente con la cabeza y se deja caer en la cama.

- ¿Puedes repetir lo que acabas de decir?.- Pregunta y asiento sentándome en una silla frente a el.

- Estoy embarazada.- Espero en silencio con ansiedad su respuesta cuando mira hacia arriba.

Suspira y suelta una estruendosa carcajada.

- ¡Ay Dios! Pero si solo he venido por una sola persona y ahora resulta que volveré con dos.- Sonrío y luego me mira.- Entonces, ¿Ava va a tener un hermano?

Amelia; anoche soñé contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora