Capitulo 53

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Amelia

Aproximadamente cinco meses después.

La felicidad es muchas cosas a la vez que nada.

La felicidad es un instante y la eternidad a la vez, es comer tu helado favorito o casarte con quien amas, es obtener un ascenso el tu trabajo o ganarte la lotería.

En definitiva, la felicidad no es algo absoluto, solo es algo que se vive.

Yo estoy en el mejor momento de mi vida, estoy feliz hasta mas no poder y la verdad es que no quepo en mi misma.

Estoy feliz, mi embarazo hasta el momento no ha tenido complicaciones y nos encontramos en la recta final, acabo de llegar a la primera semana de los ocho meses y es mas de lo que hemos esperado que los bebés se sostengan en mi vientre y estamos ansioso por conocerlos.

En especial Silas que en el preciso momento que supo que seria papá de dos niñas más no cabía en el, se ha vuelto loco y yo no he dejado de llorar al saber que voy a tener un niño, ¡Un niño!.

Sahara, Aarón y Sienna Berkshire Torres.

Leslie y Heather ya han tenido a sus bebes y son unas criaturas preciosas, imagínense que Edward y Nathan no caben en si mismos, aunque Silas los aplasta al echarles en cara que el me embarazó de tres.

Y bueno, también que mi mamá no se ha alejado de mi en estos meses, mi papá viene cada dos semanas de España y mis hermanos ya viven juntos en Boston, vienen a pasar los fines de semana con nosotros y este dia, Romina y yo no cabemos en nosotras mismas.

- ¡Es que me ha propuesto matrimonio!.- Nos dice mi madre a Romina y a mi.- Y no supe que responder.

Mi hermana y yo nos miramos.

- ¿Qué no supiste que decir?.- Decimos mi hermana y yo al mismo tiempo confundidas en la totalidas.

Este es el caso:

Mi papá a viajado este fin de semana a Charlotte por dos cosas, es la presentación de su nuevo vino que se llama como yo porque lo hice yo además de venir a visitarnos, anoche ha invitado a mi mamá a una cena y pues, le ha propuesto matrimonio y mi madre no supo que decir.

- ¡Pero si estaba segura de que le dirias que si!.- Se queja mi hermana y yo la miro confundida.

- ¿Tu lo sabias?.- Pregunto y mi hermana asiente con las mejillas rojas.- ¿Y como es que no supiste que decirle?

Mi mama se despeina el pelo y suspira.

- Es que no pude Amelia, me quedé sin voz.

Romina y yo nos miramos antes de echarnos a reir.

- Pero mamá.- La tomo de las manos y aprieto los labios.- ¿Qué querias hacer?

- ¿A caso no es obvio?.- Se sonroja y se muerde el pulgar.- Pues claro que si, ¿Qué no daría yo por casarme con el?

- ¿Entonces porque no me dijiste eso?.- Escucho la voz de mi padre desde el umbral de la puerta.- Me vas a volver loco Romina, ya para.

Ambas se miran y yo me echo a reir.

- Pregúntaselo otra vez papá.- Le ordeno y el me mira con disculpa.- ¡Anda!

Romina lo arrastra hasta la habitación y mi papá saca de su saco una cajita pequeña de terciopelo negro, un anillo con un diamante impresionante se asoma de la cajilla  y mi padre clava su rodilla frente a mi mamá que está a punto de echarse a llorar.

- Te juro que si no repites lo que has dicho hace cinco minutos te mato, Romina.- Dice y nos echamos a reir, mi mamá niega.- No lo voy a repetir otra vez, ¿Te casas conmigo esta vez como debió ser hace casi treinta años?

Amelia; anoche soñé contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora