Fiebre

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Ya había pasado casi tres semanas; semanas en donde Usagi le demostraba a Misaki de todas las maneras posibles que no era una persona agradable para el escritor. En varias ocasiones, tiraba a los pies de Misaki, la comida que este le cocinaba, desordenaba la cocina o sala de estar que el omega acaba de limpiar u organizar, le gritaba en varias ocasiones cuando Misaki se equivocaba en alguna respuesta de algún problema matemático, llegando a comparar de la peor manera con su hermano Takahiro.

Pero en realidad lo que más había lastimado al joven, fue en aquella ocasión en el que el escritor se había quedado dormido en las escalas. Misaki, asustado trato de levantarlo, pero en ese instante en que el omega tocó al alfa, provocó que este palmoteara bruscamente la mano del menor, lastimandolo inmediatamente. –Te dije que no me tocaras, grito el escritor a todo pulmón.

-Espero que hayas terminado los ejercicios que te deje en el dia de ayer. Exclama Usagi entrando bruscamente en el cuarto de Misaki, quien estaba dormido recostado en el pequeño escritorio.

-¡Uhm! Misaki se despertó agitado ante la brusca intromisión del escritor, no supo en qué momento quedó dormido encima de la libreta. –Me quede dormido.

-Sí, eso ya lo note, es tarde y no me has preparado el desayuno, tengo hambre...prepárame algo.

-¡Si! Susurro Misaki, masajeando su tensó cuello.

Usagi salió silenciosamente de la habitación, mientras que Misaki caminaba pesadamente hacia el baño.

-Ya termine mi manuscrito, en el día de hoy vamos a estudiar duramente matemáticas, ya que es la asignatura que no entiendes, lo que me parece algo sumamente extraño, tu hermano era demasiado habilidoso en esa materia. Exclama Usagi desde el comedor, mientras terminaba su café.

Misaki solo lo escuchaba desde la cocina, aquellas palabras arruinaron su desayuno. –Sí señor.

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-No, no y no. Esa no es la fórmula que se debe de utilizar en ese problema. Gritaba Usagi cerca del oído de Misaki, provocando que este se tensionara aún más y bloqueara su mente. –Lo siento.

-Concéntrate, llevamos todo el día en el mismo punto.

Misaki apretaba el lápiz, tratando de alivianar la tensión que sentía en ese momento.

-No puedo creer que hayas perdido tanto tiempo en la cárcel sin hacer nada, tanto te costaba estudiar allá adentro, ¿con que vándalo perdías el tiempo allá?

-Con nadie. Susurro Misaki.

-No escuche ¿Qué fue lo que dijiste?

-Ella no era ninguna vándala. Responde Misaki, mirando su libreta de notas, apretando aún más el lápiz.

-¿Ella? ¿Era con una vándala con quien perdías el tiempo?

La respiración de Misaki empezaba ser agitada. –Yo no perdía el tiempo con ella, así que por favor no hables mal de Yuki, puedes tratarme de vándalo a mí, pero no a ella.

En esos instantes, Usagi gira la silla de Misaki, obligándolo a estar frente a frente. – ¿Yuki? ¿Ese es el nombre de la mujer que estaba presa por buena persona? ¡Que gracioso!

-Usami San, me está poniendo nervioso...pare por favor. Responde Misaki, evitando la mirada del mayor, tratando de respirar con normalidad.

-Tú y esa mujer, estuvieron encerrados por algo, y no es exactamente por buen comportamiento... ¿Qué fue lo que hiciste esa noche? Esa maldita noche en donde tú arruinaste mi vida.

Mundo SalvajeWhere stories live. Discover now