— Que este niño olvido su tienda...— Yoongi frunció el ceño en "niño" —...y ahora no tiene donde dormir.

— Vaya lio... — dijo meditabundo, observando por unos segundos al pálido — oye... — Hoseok mira más detenida mente a Yoongi — Yo te conozco...

Y yo a ti culo plano.

— Eres el ra-chico del piano, ¿no? el que toca al lado del salón antiguo de baile — Yoongi asiente y los ojos de Hoseok se abren — estas cambiadísimo...— Jimin se moriría si te viera. — ¡Oh! — Como si hubiese tenido una idea, gira hasta Taehyung — Jimin podría ayudarlo.

— ¿Jimin?

— Es un supe campista, sabes cómo es — Taehyung asiente a favor — siempre trae una tienda de reserva, se la puede prestar a Yoongi. — Más sorprendido de escuchar el nombre del rubio, Yoongi lo estaba por escuchar su propio nombre en los labios del peli naranja. ¿Cómo sabia él su nombre?

Luego de asegurar sus pertenencias, los consejeros siguen a Hoseok hasta llegar a un trió de campañas acomodadas estratégicamente en un diagonal curvilíneo, un techo improvisado de plástico gris sujetado a cada punta con varillas incrustadas al piso las cubrían ya sea del sol o la lluvia, un par de sillas playeras, una mesa de plástico, una parrillera, una sombrilla encima de ella que abarcaba el doble de su tamaño y una pila de palos siendo rodeados por un circulo de rocas que daba la impresión de que sería la fogata; era lo que conformaba su campamento, alrededor, dúos, tríos y grupos estaban casi en las mismas condiciones.

— ¡He chicos! — Llama Hoseok — Traigo visitas.

Taemin da el último martillazo en la tienda de Jimin, totalmente como "nueva" al menos ya no tenía un agujero, Jimin ahora en una desgastada sudadera deja los tobos de agua a un lado y tanto él como Taemin giran hasta ver al recién llegado trió.

El shock imperceptible en Jimin le causa confusión, la idea de tener a Yoongi con Hoseok junto a Taehyung le hacía pensar que estuvo dormido todo un año y cuando despertó los autos volaban.

— Yah... ¡Hola! — Taemin saluda con energía cuando ve a Yoongi — ¿Te acuerdas de mí? Me lanzaste una silla cuando te dije mi nombre.

¿Por qué diablos lo sigue recordando?

La vergonzosa risa del pálido era como una disculpa por lo de aquella ocasión: era la primera vez que iba al salón de música, todo oscuro, tenebroso y lúgubre. Yoongi no es que fuera el chico más valiente, mucho menos a los catorce años, por eso, cuando sintió la presencia de un ente macabro a su espalda, sin saber de dónde le salió la fuerza, tomo una silla hasta estampársela al chico en el rostro en mitad de plena presentación, detrás del agredido, todo el equipo de baile dispuesto a seguir los pasos de Taemin y presentarse por órdenes de sus docentes, pero claro, eso quedo atrás cuando Yoongi solo salió corriendo muerto de la vergüenza ante las miradas confusas de los demás.

— Ah, sí me acuerdo — Hoseok se une a la conversación — vaya manera de presentarte, eh Yoongi, causaste una fuerte impresión.

El pálido ignora el comentario, desviando la mirada avergonzado.

— ¿Yo porque no sabía esto? — Las miradas cayeron en Jimin.

— Nunca lo preguntaste. Además, ¿te hubieras atrevido a presentarte si te hubiera dicho que me lanzo una silla en mitad de mi nombre? — Jimin estaba tentado a decir que no, ¿Pero sería conveniente decirlo frente a Yoongi? No lo sabía, así que se limitó a quedarse callado — ¿Vez? Te hice un favor.

Palabras MudasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora