XI. Intoxicados.

10.2K 1.5K 519
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

XI. INTOXICADOS.




LA GUERRA CADA VEZ SE VOLVÍA MÁS OSCURA. Era el décimos mes de 1981 y aunque los merodeadores apenas y conocían a Dorcs Meadows, la noticia de su asesinato los había dejado sorprendidos y con escalofríos recorriendo sus cuerpos. Y eso fue lo que llevó a Aquila, Sirius, Remus y Peter a cometer un acto bastante imprudente, uno que probablemente Alastor Moody seguramente no habría aprobado, que fue visitar la Cabeza de Puerco en medio de la noche, en medio del peligro.

—Esto está mal, Sirius.—Aquila dijo, dejando su vaso de whisky de fuego sobre la mesa.—Simplemente, Crouch no debió emitir ese decreto.

Sirius rodó los ojos.—Lia, este no es el momento de usar inocentes maleficios o hechizos defensivos. Los Mortífagos son implacables y están dispuestos a torturar y matar. No dudarían en lanzar una maldición imperdonable hacia nosotros.

—No, no lo dudarían, pero eso no significa que tengamos que rebajarnos a su nivel.—respondió Aquila.—No tenemos derecho a usar las maldiciones imperdonables en nadie, independientemente de qué lado de la guerra estén.

—Entonces, ¿no usarías una en Tú-Sabes-Quién?—Sirius desafió, en voz baja.

Aquila frunció el ceño.—Eso es completamente diferente. El decreto establece que podemos usarlas en cualquier persona que consideremos un enemigo, lo que incluye a sus seguidores. No solo a Tú-Sabes-Quién. Gigantes, hombres lobo, mortífagos...

—Si, cada seguidor de él lo merece...

Pero Sirius se interrumpió y palideció ante sus propias palabras; el zumbido que sentía en su cabeza lo había hecho hablar sin pensar. Remus le lanzó una mirada nerviosa a Aquila y notó que ella había apretado la mandíbula. Mientras tanto, Peter, no se sentía cómodo con ese tema y solo quería abandonar la compañía de sus amigos.

—Lia, no quise... no quise decir——

—Lo sé.—ella contestó. Luego, ella tomó el resto de whisky de fuego que quedaba en el vaso y limpió su boca con la manga de su suéter.—Está bien, Sirius. Reg está muerto. Han pasado dos años.—ella hipó.—Es hora de que lo superemos.

philophobia ━ remus lupin. (1)✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora