XX. Dedo de la cupa, parte uno.

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XX. DEDO DE LA CULPA, PARTE UNO.






¿SABES CÓMO ES CUANDO COMETES UN ERROR Y
después seguir cometiendo más errores? ¿Cómo es caer en un torbellino de tu propio desastre y nada de lo que haces es correcto? ¿Cómo cada acción tuya hiere a la persona que más te importa en el mundo? Por desgracia, esa era la realidad de Sirius Black.

Casi amanecía y una tensa quietud se sentía por la enfermería. James estaba acostado sobre cama, la poción para dormir que Madam Pomfrey le había dado prácticamente lo había noqueado. Peter estaba sentado en una silla junto a él, sus ligeros ronquidos rompían el silencio de la sala. Madam Pomfrey se había ido a su estudio, y Severus recién había terminado su reunión con Dumbledore.

Los únicos despiertos en la habitación eran los hermanos Black, que estaban sentados en silencio al lado de su hermana. Cuando la profesora McGonagall les dijo que avisarían a sus padres, los dos negaron rápidamente.―Podemos escribirle a nuestros padres.―Regulus contestó.

―Si, creo que... creo que les gustará saber de nosotros.―añadió Sirius. Era la primera vez que los dos hermanos estaban de acuerdo, en muchos años. No había forma en que ellos dejaran que Aquila despertara y lo primero que viera fuera a sus padres, las personas que menos querría ver después de lo que había pasado.

Y entonces, allí estaban ellos, un evento muy desafortunado obligó a los tres Black a estar juntos por primera vez en meses. Sirius y Regulus simplemente miraban a su hermana inconsciente, perdidos en sus propios pensamientos. Aunque Madam Pomfrey había logrado detener el sangrado y había curado las heridas lo mejor que podía, Aquila no se había despertado. Pero la sanadora le había asegurado a los dos chicos que esto se esperaba después de toda la sangre que perdió y que Aquila despertaría en uno o dos días.

Regulus se sentía confuso, nadie le había explicado cómo es que su hermana había llegado a ese estado, ni si quiera el profesor Dumbledore. Pero eso no significaba que no tuviera sospechas. Aunque Severus nunca pudo encontrar una prueba sólida de que Remus Lupin era un hombre lobo, Regulus ya lo sabía, ya que Sirius y Aquila siempre se ponían raros cuando alguien los molestaba con el tema. Por lo tanto, no se le había hecho difícil adivinar lo que había pasado. Las tres marcas de garras sobre su pecho habían sido causadas por una bestia y Madam Pomfrey dijo que los más probable es que las cicatrices se quedarían ahí para siempre. Y gracias a la gran luna en el cielo, Regulus sabía exactamente lo que había atacado a su hermana.

Y Regulus realmente no podía entender por qué su hermana aún era amiga de ellos; un traidor de la sangre, un mestizo y ahora un hombre lobo. Pero los merodeadores significaban mucho para Aquila. Él sabía que eran sus mejores amigos y gracias a el amor que Regulus le tenía a su hermana, él hacía la vista gorda al hecho de que era una traidora de la sangre. El menor de los Black agarró la mano de su hermana y en sus pensamientos, deseaba que pronto despertara.

Sirius, por otro lado, tenía los codos apoyados sobre sus rodillas y la cara sobre sus manos mientras se asfixiaba en un mundo de auto-odio y remordimiento.

No había tenido una agradable conversación con Peter y James, menos cuando les reveló que él le había dicho a Snape cómo detener al Sauce Boxeador. Peter sólo soltó un chillido, horrorizado y James... bueno, si no hubiera sido por lo agotado que estaba por traer a Aquila de la Casa de los Gritos, él se habría convertido en un asesino y hubiera comprado un boleto directo a Azkaban. Él estaba furioso, Sirius nunca había visto a James así, sus ojos desprendían odio y sinceramente, él se lo merecía. Se merecía todos los desagradables comentarios que James le había dicho y realmente deseó que el chico hubiera tenido la fuerza para darle un puñetazo.

Al pensar en todo eso, Sirius se obligó a levantarse.

―¿No vas a esperar a que despierte?―preguntó Regulus observándolo con desilusión e incredulidad.

Sirius lo miró con sus brillantes ojos grises, que eran idénticos a los del menor.―Ella no querrá verme.

Y con eso, Sirius se alejó, dejando a sus dos hermanos atrás, sin darse cuenta que esa acción era otro error más para agregar a su lista, que haría que su hermana le diera la espalda y pierda toda la confianza y cariño que alguna ves le tuvo.

Pero eso no pasaría hasta el año 1981.

realmente necesito que sirius y aquila se reconcilien:(

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philophobia ━ remus lupin. (1)✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora