XXIV. Y la verdad sale a la luz.

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XXIV. Y LA VERDAD SALE A LA LUZ.





SE SENTÍA COMO UNA ELECTRICIDAD.
Como un hormigueo recorriendo su piel. Abrió sus ojos, sorprendido, con el corazón palpitando en su pecho y el familiar aroma del jazmín flotando bajo su nariz. Sin embargo, antes de que Aquila pudiera alejarse y dejar sus labios desnudos, cómo lo había hecho durante los últimos cinco meses, Remus se recuperó rápidamente de la sorpresa y cerró los ojos, envolviendo sus brazos alrededor de ella y abrazándola más cera de él, saboreando la sensación de sus labios contra los suyos.

El corazón le latía con fuerza en el pecho, escalofríos recorrieron todo su cuerpo. Aquila se quedó sin aliento cuando Remus comenzó a mover sus labios. Sintiéndose ligeramente cohibida, intentó igualar sus movimientos. Al principio, fueron horrorosamente torpes, pero pronto entraron en sincronía y lo que comenzó como un suave e inocente beso, se convirtió en uno que detonaba pasión que siempre había estado allí, pero que nunca se había explorado.

A pesar del anhelo en todo eso, Aquila podía sentir la vacilación en los labios de Remus, como si con cada toque, le preguntara si estaba bien. Y con toda honestidad, Aquila no estaba muy segura de que si estaba bien. Sus rodillas se habían debilitado, se aferró a él cuando la habitación comenzó a girar y una ola de emociones intentas la invadió haciendo que quisiera soltar un sollozo.

Pero por una vez en su vida, Aquila no trató de hundir esos sentimientos que la atormentaba, en cambio; ella los abrazó.

No fue hasta que se separaron que recordaron que todavía estaban de pie en medio de la sala común, que ahora estaba silenciosa. Su cuerpo temblaba aún, y Aquila bajó las manos hacia el pecho de Remus, mientras él apoyaba su frente contra la de ella.

―Te odio, Remus.―ella exhaló, con los ojos cerrados aún mientras trataba de recuperar la respiración. Mientras tanto, Remus respiró hondo, con una sonrisa.―Prométeme... prométeme que siempre pondremos nuestra amistad primero.―ella susurró abriendo finalmente los ojos.

―Lo prometo.―él susurró de vuelta.

Temiendo la tormenta que se avecinaba, Aquila le sonrió y dijo.―Voy a sugerir Japón. He oído que todo es tranquilo por allá.

philophobia ━ remus lupin. (1)✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora