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Después de haber cenado y escuchado los chistes malos de Alan, un chico del grupo de amigos de Valerie que está en el equipo de natación y a la vez lleno de piercings, miro la pantalla de mi móvil algo aburrida. En ese instante sale un grupo a tocar canciones para que la gente se anime a bailar en la pista. Un chico muy apuesto le pide a Valerie que baile con ella y ésta lo acepta mientras me mira riéndose. Yo me quedo sentada, lo cual es algo raro en mi quedarme sentada en una fiesta donde puedo bailar. Miro algo distraída a la gente que se lo esta pasando bien mientras bailan y entonces alguien aparece a mi lado ofreciéndome la mano. Otra vez él.

- Acompáñame, por favor.

- Zev, no tengo ganas de bailar contigo.

- No es ir a bailar, es salir un momento.- mira con preocupación la sala y se le ve algo nervioso al insistir. Pongo los ojos en blanco y me levanto recogiendo mi chaqueta.

El va un paso por delante de mí y yo intento aligerar el paso. Salimos por la puerta trasera del restaurante. ¿Qué querrá? El frío me golpea la cara y se me pone la piel de gallina. Zev mira a ambos lados, como si se estuviese ocultando de alguien, puede que de Jason... Se acerca lentamente hacia a mí, mirándome a los ojos como el primer día que le vi. Yo por instinto retrocedo hasta que choco con la pared. Él me acaricia la mejilla con sus dedos fríos y me estremezco.

- ¿Zev, qué quieres?.- mi voz me traiciona y en vez de decirlo en un tono serio, lo digo con voz temblorosa y algo aguda.

- Besarte.- En el momento que dice esa palabra me besa rodeándome la cintura con sus manos. Su lengua se abre entre mi boca. Es un sabor dulce y además es suave. Noto sus labios carnosos rodeándome la boca y su cuerpo se pega mucho más al mío. Una explosión de fuegos artificiales es lo que siento mientras el me sigue besando. Pero me detengo, esto no está bien, es de Valerie. A ella le haría daño esto.

- Zev no... esto está mal, le digo mientras le doy un pequeño empujón en el pecho. Tenemos las respiraciones agitadas por el momento y sus ojos siguen reclamándome.

- Malia se que tu quieres esto tanto como yo desde el primer día que nos vimos.- me vuelve a besar y yo sigo empujándole pero él es mas fuerte y mucho más alto que yo. Su boca se desplaza hacia mi cuello lamiéndome y mordisqueando. Este momento me esta resultando muy placentero y empiezo a dejarme llevar. A quien quiero mentir, necesito besar a este chico desde que lo vi, lo necesito. 

Nos seguimos besando y mis manos pasan de su pecho a su pelo liso y rubio que brilla bajo la luz de la luna. Sus manos son fuertes y grandes y me sujeta las piernas mientras le rodeo con ellas su cintura. Noto su erección en mi entrepierna y su gemidos cada vez que jalo de su pelo cuando él me aprieta más contra el muro. En este momento estamos sacando nuestro lado más salvaje, más primitivo. Oímos un gato maullar y ambos nos asustamos, me suelta de las piernas y me deja en el suelo mientras calmamos nuestras respiraciones. Su frente choca con la mía y me coge de la mano entrelazando nuestros dedos, nos quedamos así un minuto o puede que mucho más. 

- ¿Zev?.- le levanto la barbilla y veo que tiene los ojos cerrados.

- Lo siento no... no debí hacerlo... me dejé llevar por el momento y te deseo tanto que...

- Hey... también es culpa mía ¿vale? Yo también tenia ganas de ti, siendo sincera.- me sonrojo y me muerdo el labio.

- No es eso. No debí hacerlo por motivos que no te puedo contar. No quiero que acabes relacionándote conmigo, soy un peligro para ti. Solo quería decirte que iba a desaparecer de tu vida, al guiarte hasta aquí, la parte trasera del restaurante, lejos de todos. Pero no puedo.

- ¿De qué me estás hablando?.- se que tiene que ver con la fraternidad secreta pero... ¿qué pinto yo en todo esto?

- Eres una persona increíble, tan distinta a los demás, siempre andas sonriéndole a todos y perdonando a todos por todo, eres guapa, inteligente, tan salvaje... No te mereces ningún mal. Por favor, sigue con tu vida y deja lo que tengas que dejar. Yo por mi parte prometo desaparecer, no quiero verte sufrir.

- ¿Pero qué hablas de sufrir? ¿Qué se supone que tengo que dejar?.- mis lagrimas están al borde de los ojos y lo miro a este extraño. La cabeza me da un poco de vueltas.

- ¡Joder Malia! ¿te crees que no lo sé?

- La rosa... las espinas... ¿Cómo sabes que lo sé?

- Dorothea, la bibliotecaria. Sé lo que te contó. Solo pregunte por ti aquel día para buscarte en la biblioteca, sabia que de algún modo estarías por allí pero me dijo todo lo que preguntaste. Justo en ese momento supe que debería de apartarte, de hacer que te olvidaras de todo esto. No es asunto tuyo y nunca debería de haberlo sido. Pero como fuiste tan cabezota seguiste indagando. 

- Solo dime de qué se trata todo. 

- ¿Cómo lo supiste tú?.- me mira con el ceño fruncido y los labios apretados.

- Vi la marca de tu costado, desde entonces se que en lo que andes tú y Jason no es nada seguro. No me creo que sea un simple club de literatura. Te repito, cuéntamelo y dime por qué estoy metida en este lío.

- Confórmate con lo que sabes y déjalo, este mundo no está hecho para ti. 

- Se muchas cosas Zev, se que Jason es vuestro líder y que sois más, también se que Valerie desapareció durante un tiempo y nadie supo dónde se metió durante meses. Aun así os pavoneáis por el campus como unos reyes y todos os temen. Y háblame del día de la pelea vuestra en la fiesta, la noche en la que me salvaste, la noche que vi tu rosa y donde empezó todo. Tengo tantas preguntas sin ninguna respuesta y me huele a gato encerrado. ¿Por qué te gusto? Durante dos semanas me estuviste evitando y para colmo te encontré en mi habitación tumbado en la cama de Valerie sin nadie más. ¿Qué hacías?.- mientras le suelto todo esto el me mira y parece que no me escucha, tiene los hombros caídos.- Quiero saber por qué una rosa metida en un circulo de espinas, la biblioteca, la marca de tu costado, el comportamiento extraño de Jason y la desaparición de Valerie. La cual está enamorada de ti y te quiere recuperar. 

Paro de hablar y se hace un silencio entre nosotros, mientras el me sigue mirando a los ojos, atravesándome el cuerpo y alma, esos ojos azules que tanto se parecen al color del agua de las playas de Maui. Estoy nerviosa, tiritando de frío o de miedo, llevamos mucho rato fuera y la humedad nos está clavando en los huesos.

- Si sigues con esto, morirás. No debes llegar hasta el final. Prométemelo.- me deja pasmada con esas últimas palabras. Moriré si sigo...

- ¿Tú qué haras? Zev, si andas metido en algo peligroso puedes decírmelo. Si te hacen daño solo...

- Esta marca solo fue una advertencia por algo que hice. Si sigues tú, me harán más daño. Te quiero fuera de esto, prefiero que estés tú segura.- se da la vuelta y se mete otra vez en el restaurante, dejándome otra vez sola.

Esto no es un juego de niños, ahora lo sé. ¿Quién viene a por mi?


Into The WildWhere stories live. Discover now