Capítulo 60: Sensaciones

1.1K 122 3
                                    


*Nadie se encuentra narrando*

Meditaba. Sus pies cruzados en mariposa, con sus manos juntas al nivel del pecho. En su entorno levitaba una línea delgada de color azul que parecía danzar y formar símbolos.
Rose observa con detenimiento manteniendo distancia. Conocía los símbolos que rodean a la madre.

—Krisna, para, no funcionara—la voz de Adam interrumpe a la loba que suspira agota con el dolor asomando en sus ojos.

—Tiene que funcionar, no puedo perder al bebé—lagrimea mientras que Adam se acerca para consolarla.

El vidente observa y analiza el futuro. Niega con un suspiro de derrota y golpea la pared con su mano derecha hecha puño. El pelinegro se acerca, pero el vidente se aleja del hombre y abandona el lugar.
Edwin gruñe, Rose cruza miradas con el lobo y le dedica una mirada comprensiva.

—Es un niño todavía, cree que puede salvar a todos siempre—espetó con dureza al pelinegro—no te encrespes, esta será una manera de aprender que a veces hay derrotas.

Danny suspiro mientras camina por la aldea atediada con miembros de las distintas manadas del consejo. Su pecho duele y deja escapar el llanto producto de la frustración que ahora agobia su alma, la culpa parece pesar en la espalda. Su mano izquierda hecha puño la impacta contra un árbol, su tronco cede y cae esparciendo un sonido abrumador.

— ¿¡Por qué!? —Dejó salir con odio— ¿qué hice para merecer esto? —la ansiedad era pesada en el ambiente, la frustración salía por sus ojos y el odio era impactado contra un árbol. Hizo caer el segundo árbol con un último puño, sus nudillos sangraban, pero no dolían; su respiración agitada taladra su pecho y el sudor cubre su frente.

—Deberías parar o te harás más daño—aconsejo el pelinegro recostado contra un pino, sus brazos cruzados al nivel del pecho y su entrecejo fruncido hacen visible la inconformidad.

—Por favor, te pediría que me dejaras solo—pidió el menor con su voz más grave de lo normal—necesito liberarme y no deseo que nadie me observe, mucho menos tú—observó al licántropo con dureza haciendo que este relajó sus facciones.

—Quiero vigilar que nada te pase, Cliff podría aparecer ahora y atacarte—sus palabras fueron blandas. No puede hacerse el rudo con él, los orbes oscuros del menor lo debilitan.

—Edwin, por favor—cara a cara hizo cambiar sus ojos—necesito espacio para dejar salir todo—el pelinegro sigue con aquella expresión que inquieta al menor.

—Vidente, dejame hacerte compañía—el pelinegro relajo su expresión y dio un paso hacia el menor—mi lobo no está tranquilo si no puedo tenerte en mi vista—observó sus manos y luego extendió una hacia el menor—por favor, déjame cuidarte—el menor enternecido se acercó al mayor y acercó una de sus manos y de ella, a escasos centímetros de la del mayor, se extendió un hilo rojo que rodeo la mano de su cercano dejando a ambos con una expresión, pero rápidamente transforma por una sonrisa; ambos comprendieron que un lazo más fuerte que el amor los unía. Destino.

Terminaron por acortar las distancias entre sus manos y entrelazaron sus dedos y acoplaron sus cuerpos, de tal manera que sus labios rozaran la tentación y el deseo, pero siempre manteniéndose por el amor. Un beso casto fue dejado en los labios del mayor logrando un gruñido de su parte, su lobo deseaba más de la otra vez. En los brazos del mayor encontró serenidad y calma, la que su ser pedía.

—Perdona—hablo el menor—me comporto como un idiota algunas veces.

— ¿Solo algunas?—preguntó con humor el mayor escuchando como su pequeño reía.

Videns ©  ||En edición||Where stories live. Discover now