35. Te he echado de menos.

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No sé como lo he hecho, pero estoy de nuevo en un avión. La diferencia es que esta vez me dirijo a nada más y a nada menos que a Roma. No os voy a mentir el hecho de darle una sorpresa a Anto me pone de los nervios, porque simepre puede salir todo mal, pero estoy convencida que hoy no va a ser una de esas veces. El aeropuerto estaba a reventar debido al puente festivo que había en España pero después de dos horas esperándo conseguí subirme al maldiro avión.

Muchos os preguntareís como me fue en la inaurguración de la academia y la respuesta es que de maravilla. Daba gusto ver como el local estaba a reventar siendo el primer día. Tuve la oportunidad de dar mi primera clase a un grupo de niños de unos nueve años y la vedad es que disfruté un montón haciendolo. Se corrió la voz de la apertura por todo Madrid y ya tenemos todas las plazas y los horarios completos. Tyler está tan contento como yo, el también ha dado sus primeras clases y era gracioso ver como se las apañaba tan bien con los más pequeños, de veras que me sorprendió su habilidad de tratar con niños, es sorprendente teniendo en cuenta su aspecto de macarra y su apariencia. De momento nos hemos especializado en el inglés, pero el mes que viene yo empizo a dar intensivos de francés a unos universitarios. Y de momento de la recepción se está encargando Oliver, el cual lleva su trabajo estupendamente ya que le encanta tratar con gente.

En fin, sobran palabras para describir lo feliz que estoy ultimamente. Ver como mis esfuerzos han dado su resultado y empezar a trabajar en lo que de verdad me gusta es simplemente maravilloso. Por otro lado, hablando de mi situación amorosa, las cosas han estado un poco frías. Antoine estaba bastante tristón a pesar de que lo intentaba camuflar con una sonrisa o alguno de sus comentarios pervertidos. La verdad es que me he sentido terriblemente culpable todo este tiempo y en varias ocasiones he estado a punto de tirar la toalla y decirle que por su puesto que iba a ir a visitarle, pero me he contenido y he seguido en esta pantomina. Seguro que se está sintiendo solo ya que todos sus compañeros se irán a visitar a sus familias o incluso sus respectivas parejas irán a visitarles, y el piensa que va a pasar la semana solo jugando al Fortnite, pero no chicos, está completamente equivocado.

Miro la hora en mi reloj de muñeca y me percato de que todavía quedan dos hora para llegar a mi destino,  así que saco un libro y me pongo a leer un rato para que el tiempo pase lo más rápido posible. No sé en que momento me quedé durmiendo apoyando la cara en la solapa del libro, pero cuando desperté  y le pregunté a una azafata quedaban veinte minutos para llegar al aeropuerto, es decir que llegaríamos a media mañana.

Una vez en el aeropuerto llamé a un taxi para que me llevara al hotel que había encontrado en aquel catálogo que el destino puso de mi parte. Le pagué lo correspondiente al taxista y bajé del coche, me encontré con la bonita y pintoresca fachada del hotel. Bueno se me ha olvidado decir que este se encontraba a las afueras de la ciudad y realmente no era un hotel en si, más bien se trataba de unas casitas rurales de cinco estrellas y sin duda de una pinta espectacular. Cargada con la maleta entro a la recepción y al instante
un olor a leña ardiente y a ambientador de vainilla invande mis fosas nasales, y no se por qué el aroma me recordó a la casa de mis abuelos en Murcia. Una mujer de avanzada edad me sonrió desde la barra. En un italiano decente le informé de que venía en busca de una cabaña para dos y que estaría durante una semana aproximadamente, amablemente, me cedió las llaves de una y me hizo pagar la noche de hoy. Antes de irme me informó acerca del horario de desayuno y del número de la cabaña.

Salí de la recepción y avancé por el bosque en busca de la cabaña de madera con el número veintidos. Cuando estuve frente a ella abrí su puerta, formada por una especie de troncos. Y la verdad es que me quedé asombrada con en el interior puesto que era sorprendentemente elegante.. tenía un estilo minimalista y refinado sin dejar atrás la esencia rústica que caracterizaba el entorno. Suelos y paredes obviamente formados por madera, sonreí al ver la gran chimenea que decoraba el pequeño salón. Conforme me adentré más en la casa descubrí la cocina que no estaba nada mal y por último la habitación, que tenía unas magníficas vistas a la vegetación. Me extrañó pero al mismo tiempo la cama con forma redonda que ocupaba la mayor parte del espacio de la habitación, y por último pero no menos importante, el baño con una hermosa bañera que se había vuelto algo esencial en las casas que ocupabamos.

Amor Por Despiste Where stories live. Discover now