14. Mudanza.

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Unas semanas después...

Es sábado y ya lo tenía todo preparado, mi cuarto estaba completamente vacío, la verdad es que me ha dado bastante pena empaquetar las cosas que habían formado mi hogar durante estos dos últimos años.

Mis dos chicos favoritos, Anto y Sam, me habían ayudado a empaquetar todo en cajas y a hacer las malestas.

Estas últimas semanas las había aprovechado un motón. Ayer Anto y yo volvimos a la cala esa pérdida y nada más pensar en cómo acabó la tarde me pongo roja, mejor omito detalles porque ya os podreis imaginar que pasó. Sam y yo terminamos nuestra serie para ancianas y nos quedamos muertos al descubrir el asesino, la señora Morgan, la mujer ciega que nunca hablaba se los había cargado a todos y la seri me había parecido lo más.

La semana pasada organizamos un picnic con todos nuestros amigos para despedirnos ya que yo tampoco era la única que me marchaba. Lisa y Miguel habían decidido mudarse juntos, y se iban a nada más y nada menos que a Londres. La verdad es que no se como les irá porque ninguno de los dos sabe inglés, pero seguro que serían super felices.

Esta semana también ha tenido algunas cosas aburridas como el papeleo y los últimos exámenes, pero lo he sabido llevar bien ya que estaba rodeada de los mios.

Por cierto, se me había olvidado mencionar que también me fui de compras, y por primera vez en mi vida me he comprado lencería sexy, el conjunto en cuestión se trataba de un sujetador y un tanga de encaje negro, y os puedo asegurar que a Anto le encantaron. Le gustaron tanto que al dia siguiente me regalo el mismo conjunto pero en rojo y para mi sorpresa acertó con las tallas a la perfección.

Ahora estabamos en el coche de Anto e ibamos rumbo a Madrid, a mi nueva vida. Estabamos los tres, Sam, Anto y yo. Estabamos en silencio pero me resultaba agradable y tranquilizador.

Mi mente no dejaba de tocar el tema de que viviría con otro estudiante completamente desconocido, eso podía ser una tómbola, me podría tocar alguien que fuera un marrano y que tuviera la habitación hecha un asco, también podría pasar que me tocara con alguien que no me cayera bien y la convivencia sería una mierda.

- ¿Entonces vas a vivir con un desconocido?- preguntó Sam desde el asiento trassero, la verdad es que me dió miedito porque parecía que me había leído la mente.

- Así es, no tengo ni idea de quien será.

- Espero que no sea un tío.- añadió Anto.

- Lo mismo digo.- concluyó Sam.

- Pues a mi me da igual la verdad, lo que me importá es que sea buena persona y que no sea un cerdo o cerda poque si no no nos vamos a llevar nada bien.

Seguimos hablando de cualquier tontería. A las dos y media  paramos a comer en un Mcdonald's y seguimos nuestro viaje hasta Madrid, y sino recuerdo mal, nos quedaba tan solo una hora.

Cuando la hora pasó ya estabamos en el campus universitario que parecía propio de una pelicula americana. El parking estaba a revosar de coches y la gran mayoría parecían recien salidos de la fábrica. Antes de sacar las cosas del coche fuimos a recepción y una mujer muy amable me dió las llaves de mi futuro cuarto compartido y me indicó la planta en la que estaba. De nuevo, volvimos al coche y los chicos me ayudaron con las maletas ya que eran casi más grandes que yo.

- ¿Estas nerviosa petite?- me pregunto Anto mientras subiamos al ascensor. La verdad es que si que lo estaba y cuando me ponía nerviosa me daba por tocarme el pelo todo el rato.

- Un poquito.- dije haciendo un gesto con los dedos y tocandome el pelo de nuevo.

- Te vamos a echar de menos pequeñaja.- dijo Sam revolviendome el pelo con la mano.

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