26. Madrid.

420 16 1
                                    

El olor de las tortitas, y puede que también Carla Bruni de fondo despertaran a mis amigos.

- Buenos días.- dijo Sam.

- ¿Qué tal habéis dormido?- pregunté volteando una tortita.

- De maravilla, sin duda es en la mejor cama que he dormido jamás.- dijo Marta.

- ¿Te ayudamos en algo?- preguntó el moreno.- Me muero de hambre.

- No, sentaros en la mesa, esto está ya.

Llevé la bandeja de tortitas a la mesa y disfrutamos del magnífico desayuno.

- Bueno chicos, os tengo preparado un mini tour por la ciudad. Tenéis cuarenta minutos para preparaos, tengo todo el tiempo calculado, así que no podemos desperdiciar ni un minuto.- dije metiendo el último vaso al lavavajillas.

- Como usted mande capitana.-dijo Sam en pose militar.

Cada uno nos fuimos para un baño distinto para economizar tiempo. Yo me dí una ducha rápida y me vestí con unos vaqueros claros y una camisa blanca, en los pies mis indudables vans para ir cómoda. Creo que ellos todavía no son conscientes de lo que vamos a andar el día de hoy. En el pelo utilicé una una diadema fina para apartarlo de la cara. Mientras me aplicaba un poco de rimmel llamé a un taxi para que pasara a recogernos en quince minutos. Cogí mi bolso y salí de mi habitación esperando que mis amigos hayan acabado ya. Y tanto que habían terminado, les había dado tiempo a enrollarse en mi cocina. Fingí una tos falsa para que se percataran de mi presencia.

- Bueno veo que me estabais esperando. Anda vamos, que el taxi está en la puerta.

Ambos bajaron la mirada y soltaron una risita tímida. Salimos de casa y le pedí al taxista que nos dejara en el centro. Cuando llegamos me encargué de pagar y bajamos del coche.

Fuimos hasta la Plaza Mayor, la cual estaba atestada de turístas, como siempre. Hicimos algunas fotos. Luego fuimos a Sol, vimos los emblemáticos cines Callao, después fuimos a Fuencarral, calle donde ese encontraban mis tiendas favoritas, y Marta y yo pecamos comprando alguna prenda. Ahora íbamos de camino al museo del Prado, el cual nos va a salir más barato con los carnets de estudiantes.

Recorrimos pasillos y pasillos llenos de cuadros hasta la hora de comer. Decidí ir a un sitio que me recomendó Bea, la novia de Koke. Comimos a base de tapas, que para quien no lo sepa son pequeñas raciones de comida que te ponen para acompañar a la bebida, y la verdad es que estaban muy ricas, si veo a Bea en el partido de esta tarde le daré las gracias por la fantástica recomendación.

Finalmente acabamos en el Retiro con un helado. Como siempre, había un ambientazo. Me encantaba este lugar porque mucha gente se lleva su guitarra y se pone a cantar, además se respira un ambiente muy agradable.

- Dios mío, estoy reventada.- dijo Marta tumbándose sobre el césped.

- Pues no has visto ni un cuanto de Madrid.- dije chupando mi helado que se estaba derritendo.

- Creo que ya hemos tenido suficiente Madrid por hoy. Aunque he de decirte que has hecho un trabajo estupendo como guía.- añadió Sam.

- Gracias.- dije emocionada.- ¿Qué os parece si llamo al taxi y volvemos a casa para descansar un poco? Os recuerdo que hoy hay partido por la noche, y tenemos que animar con todas nuestras fuerzas a Anto, bueno, y al resto del Atleti.

- Me parece buena idea.- concluyó Marta.

Y así fue, en escasos minutos el taxi vino a recogernos. Mientras llegábamos a casa aproveché para llamar a Anto, que el pobre se ha tirado todo el día.

Amor Por Despiste Onde as histórias ganham vida. Descobre agora