—Ni me lo recuerdes —artículo cerrando los ojos—. Estoy seguro que mamá perderá la cabeza y mi padre enfurecerá por completo. No quiero imaginarme lo que va a pasar cuando se enteren.

—Tal vez deberías decirles. —Se encoge de hombros—. Así ellos podrían ayudarte a buscarla.

—¿En serio? Parece que no conoces a los señores Morgan. No aceptan a nadie que no esté a su altura. Montserrat claramente lo está, incluso me atrevería a decir que es mucho mejor pero...—suspiro— como van las cosas, mis padres son el último de mis problemas.

—Tus padres pueden ser todas las cosas que quieras, pero no creo que se atrevan a hacer algo en contra de una mujer que lleva a su nieto en su vientre —Murmura.

—No quiero averiguarlo aún —respondo.

El ruido del restaurante en el que nos encontramos solamente hace que el dolor de cabeza que comenzaba a sentir aumentara su intensidad.

—¿No piensas comerte eso? —pregunta Blake mientras señala la hamburguesa a medio comer que tengo en el plato frente a mí.

Niego y él no tarda en tomarla para pasarla a su plato. A veces me sorprendía la cantidad de comida que ingería, estoy seguro que, si no tuviese una obsesión con el gimnasio, Blake sería un tipo realmente gordo.

— ¿Cuánto tiempo crees que tenga? —inquiero mientras mantengo mi vista en un punto fijo.

— ¿Qué cosa? —cuestiona mirándome con una pizca de confusión.

—Montserrat ¿Cuánto tiempo crees que tenga de embarazo? —Vuelvo a preguntar.

—No lo sé, según las fechas que has mencionado ella debe rondar en los dos meses —manifiesta—. ¿Por qué?

—Solamente puedo pensar en todo lo que me estoy perdiendo por ser realmente estúpido.

—Jack, escucha, fue una noticia inesperada ¿sí? No es sencillo enterarte que serás padre de un día para otro, no te estoy justificando, porque eso no significaba que pudieras tratarla de esa manera. Pero tu reacción, tal vez no fue del todo ilógica. Estabas asustado, cuando nos asustamos hacemos cosas impensables.

—Pero por más asustado, no debí de gritarle todas esas cosas horribles —articulo sacudiendo ligeramente la cabeza—. Estoy verdaderamente arrepentido, los recuerdos de la forma en la que la traté no hacen más que torturarme y si no reparo todos mis errores estoy seguro que jamás podré estar tranquilo y en paz otra vez.

Blake parece no estarme escuchando. Estoy por reclamarle por no estarme prestando atención cuando él habla.

—Dios mío, hay una morena ahí que es realmente guapa —ruedo los ojos y volteo para poder ver a la chica que ha mencionado.

Y cuando lo hago, me congelo por completo.

Montserrat Lewis está ahí junto a la morena que, si mi memoria no me miente, es una de las amigas de Montse y una de las chicas que llamó a mi celular para que nos viésemos luego de la noche del club. Ambas se encuentran en una tienda que se encuentra justo enfrente del restaurante en el que nos encontramos.

—Es ella—. Me incorporo con prisa, el sonido que la silla produce cuando me levanto llama la atención de varias personas que se encuentran a mi alrededor.

—¡Montserrat! —No me importa estar dentro de un restaurante, quiero hablar con ella. Debido al vidrio que divide al restaurante de las demás tiendas ella no me escucha, así que no dudo en casi correr para salir del lugar.

—¡Jack, espera! —El grito de Blake no me detiene, volteo por algunos segundos para ver que el viene detrás de mí, pero el grito del mesero informando que no podemos irnos sin pagar lo detiene.

Salgo del restaurante pasando la vista por el lugar, intentando encontrarla de nuevo.

— ¡Montse! —grito nuevamente cuando la veo, ella se detiene por algunos segundos antes de voltear, soy consciente de cómo su rostro se tiñe por la sorpresa, la chica de su lado le dice algo al oído y luego ambas se dan la vuelta.

— ¡Espera Montserrat! —Su caminar es rápido, pero no lo suficiente para evitar que las alcance. —Montse, espera por favor.

—Suéltame —pronuncia con los dientes apretados cuando la tomo del brazo. No está feliz de verme y yo no sé por qué me siento sorprendido por eso. —Te digo que me sueltes, ya.

—Solo quiero hablar contigo, por favor —suplico—. Sé que no quieres escucharme, pero necesito que lo hagas.

—Tienes mucha razón Jack, no quiero escucharte así que por favor suéltame —exige.

—Pues lo vas a hacer porque el hijo que llevas dentro es mío —Murmuro. Ella suelta una risa falsa y eso me hace mirarla confundido ¿Qué le parecía tan gracioso?

— ¿Ahora si es tuyo? Venga Jack, creo es demasiado tarde ahora. —Sus palabras se sienten realmente como golpes directos en el estómago. —Suéltame ahora o voy a gritar.

—Creo que mi hermana te ha dicho que la sueltes—. Una voz gruesa me hace voltear—. ¿A caso no escuchas?

El chico que se encuentra a unos pasos de distancia me observa de forma amenazante, varios tatuajes se logran ver en su brazo derecho y es unos centímetros más alto que yo.

¿Debería sentirme amenazado?

—Amigo solo quiero hablar con ella, es verdaderamente importante.

—Jack no seas idiota, déjala ya. —La voz de Blake suena a mis espaldas y lo maldigo mentalmente. Se supone que debería ayudarme—. Amigo ella no quiere hablar contigo no seas más idiota de lo que has sido.

Montse logra librarse de mi agarre y me mira con algo parecido a enojo. Pero sin llegar a serlo del todo.

—No quiero hablar contigo Jack, no quiero verte, no quiero tener nada que me involucre contigo —No quiero decirle que el hijo que lleva en el vientre le hará todo eso muy difícil, así que me callo. No quiero seguir arruinando las cosas entre nosotros.

—No vas a poder evitarlo —mascullo. El chico toma una de sus manos para hacer que camine. —¡No me daré por vencido tan fácil! — Ella voltea para observarme por algunos segundos antes de negar y continuar con su camino.

—Casi haces que el mesero me asesine —escucho que Blake murmura—. El pobre creyó que intentábamos irnos sin pagar.

No le respondo. me giro sintiendo el ánimo mucho peor de cómo lo tenía.

—Hey, Jack espérame hombre —Bajo un poco la velocidad de mis pasos para esperarlo. —En lugar de molestarte y estarte torturando comienza a pensar cómo recuperarla, porque viendo lo que acaba de pasar creo que la tienes más difícil de lo que pensábamos.

Detengo mis pasos en seco para encarar a mi amigo.

—Voy a arreglar todo este desastre, Blake. Voy a demostrarle que no soy el chico que le gritó en el departamento —mi voz sale temblorosa—. Lo juro.

—Sí, lo harás —asegura—. Pero debes darle tiempo, está herida y con una justa razón. No la presiones. Necesita tiempo.

Deja una palmada sobre mi hombro en forma de apoyo y yo suelto un suspiro. Aquello que había dicho era verdad, porque recuperaría a Montserrat Lewis así fuese lo último que haga. Era una promesa. 

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Inesperado Amor ©||EN EDICIÓN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora