Confesiones |1|

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Bill comenzaba a sentirse extraño como si algo cambiará dentro de él, soltando un quejido. Mabel lo escucho y se acercó.

- ¿Bill? ¿Estás bien? ¿Te duele algo?- estos meses a su lado habían confirmado lo que sentía por el rubio, y si le sumamos que últimamente se sentía vigilada. Un boom total.

- e-estoy bien Estrella fugaz, debe ser que ya voy a volver a mi forma normal- sonrió. Mabel, sin embargo, aún no se quería ir del pueblo la habían sentir como en casa y eso le agradaba pero también debía recordar que ella era solo una prisionera.

- eso es bueno, supongo- susurro lo último desviando la mirada. Bill lo noto y con una mano en su mentón hizo que lo viera de nuevo.

- tranquila, no nos iremos aún- Mabel se sonrojo, asintió y sin más se fue a su habitación.

Pyronica, como lo había mencionado antes, no dijo nada del tema de Tad. Al poco rato se le olvidó también, notaba como Bill y Mabel se habían acercado un poco más cada día sin obstáculos en medio.

Por su parte, decidió hablar sobre un asunto que ya lo viene necesitando hace mucho tiempo.

- Bill..- hablo, el mencionado la vio.

- dime Pyronica- la pelirosa se sentó frente suyo con la piernas cruzadas.

- debo pedirte algo super importante- Bill alzó una ceja y cruzó los brazos.

- ¿Qué quieres?- pregunto con incertidumbre.

- que me devuelvas mi forma demoníaca- si, para algunos es una tontería desearlo pero cuando has sudo un demonio toda tu vida y de la nada cambias de forma. Lo extrañas.

- Pyronica, el trato dice lo contrario- la pelirosada suspiro.

- Bill, por favor. Quiero irme a casa- Bill pensó un momento la situación, y todos estaban a favor. La verdad, no necesitaba a Pyronica con él pero era la única que sabía sobre su apariencia humana. Decidió dejarla ir, tendría la casa para el solo después de todo.

Sonriendo con picardía asintió.

- ¡Esta bien! Puedes largarte- aviso.

- pero Bill podrías estar solo con Mabel y... ¡¿Espera que?! Puedo irme- sonrió de oreja a oreja dando saltos por el lugar.

- ¡Oh por Lucifer! ¡Gracias Bill! Eres el mejor- los extraños ruidos atrajeron a la castaña.

- ¿Hicieron una fiesta sin mi?- se mostró indignada.

- Mabel, me voy a casa- Mabel sonrió triste, eso significaba que ya no estaría con ella. Pero también la ponía nerviosa porque ya no estaría con ella sino con Bill.

- eso es... Genial, Pyronica- la pelirosa noto su decaída emocional y la abrazo.

- hey, no te preocupes, cuando Bill vuelva a ser el gruñón de siempre con tres lados podremos vernos otra vez- sonrió. Mabel le correspondió el abrazo.

Después de unos abrazos más, Pyronica ya estaba lista para irse.

- ¡Uy! Olvidé mi cuchillo favorito, Mabel puedes...- pidió con ojos de perrito, Mabel asintió y fue a buscarlo.

- tú no usas cuchillos, Pyronica. ¿Qué pasa?- Bill alzó una ceja.

- no quería que escuchará esto. Bill debes decirle lo que sientes- al escuchar esto el cabello del rubio se tornó rosa y negó.

- claro que no, aún no- Pyronica gruño.

- Bill, si no le dices ahora entonces cuando seas un triángulo no podrán disfrutar nada y sabes a qué me refiero- Bill se sonrojo y pensó unos momentos.

Prisionera |Mabill| •FINALIZADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora