2 -La casa

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Siento que el auto se detiene y automáticamente abro los ojos. Estaba algo cansada así que había decidido descansar la vista unos minutos.

Abro la puerta y al salir de el vehículo frunso el ceño.

¿Donde estábamos?

Me volteo hacia Lola y ella me ve con una pequeña sonrisa. Le devuelvo el gesto aunque en estos momentos es lo mínimo que tengo ganas de hacer. Estoy sumamente molesta y confundida. ¿Porque Titania no me lo dijo?

Le doy una rápida inspección al lugar antes de entrar.

Esto no era una casa. Era un enorme edificio pintado de unos colores raros. El más que sobresaltaba era el color rojo y negro. La gente pasaba por delante de este sin prestar atención.

-¿Aquí es?- cuestiono algo aturdida.

-Si. - Javier contesta.

Suelto un largo suspiro y comienzo a caminar detrás de Lola.

Me detengo al instante al ver que ella se detiene. Toca varias veces en unas inmensas puertas de cristal y estas son abiertas por un hombre o mejor dicho "Gorila" era inmenso , de piel blanca y ojos grises. Tenía pinta de unos treinta y tantos años de edad.

Sonríe y comparte una que otra palabra con Lola. Ella le contesta devuelta , el se voltea y hace un ademán con la cabeza para entonces luego dejarnos pasar.

¿Donde diablos estábamos? ¿Porque estaba ese hombre en la puerta?

Al pasar a los adentros de aquel edificio casi siento como si mi mandíbula fuese a caer ¿Que demonios? Tenía que ser una broma.

Me quedo estática en mi lugar y doy gracias a que no llevo mi maleta en mis manos o de seguro ya estuviese tirada.

Javier llega a mi lado y se vuelve serio.

-¡Lola!- llama a la morena y esta rápido aparece delante de mi.-Busca a Titania ahora. - susurra y Lola se desaparece.

No podía creerlo. ¿Estábamos en donde creo que estábamos?

Le doy una rápida inspección al local y mi corazón comienza a palpitar fuerte contra mi pecho.

-No , esto no puede ser. - susurro para mi pero creo que Javier logra escuchar.

-¿Que exactamente te dijo Titania?- cuestiona con el ceño fruncido y yo lo veo temerosa.

Si Titania está metida en esto pues el también tiene que ser parte de esta asquerosidad de lugar.

-Ella...yo...yo tengo que salir de aquí. - comienzo a temblar y como puedo le arrebato mi maleta de las manos.

Retrocedo y vuelvo a la puerta de entrada pero ahí me encuentro con el hombre grande. Este se me queda viendo gracioso y yo trago saliva algo pesado ya que yo era una hormiga a su lado.

-Yo debo salir.

Sonríe y se posa justo delante de la puerta.

-Lo siento señorita pero eso no puede ser posible. -

Su voz. Mis piernas comienzan a temblar y en instantes me encuentro sudando. Su voz era tan gruesa que causa miedo.

-¿Porque?- me armo de valor y cuestiono. -Por favor señor déjeme salir se lo suplico. - susurro con los nervios de punta y su sonrisa crece.

-Disculpe pero no puedo hacer eso. Son ordenes de el jefe de la casa señorita. - hace un ademán con la cabeza y yo cabizbaja limpio unas par de lágrimas que se me han escapado.

La casa. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora