Treinta.

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Llegué a casa y vi que mamá me había dejado una nota pegada en el refrigerador.

Sebas:

Fui al supermercado a hacer compras para la semana, volveré antes de las 19:00.

Pd: Compraré mucho helado y chocolate. Ponte feliz.

Te quiere:

Mamá.

¿Cómo le diría que al día siguiente debía ir al juicio con el padre de Valeria? Mamá aún no sabía que Val era abusada por su padre, al igual que su hermana Claudia, de la que mamá tampoco sabía nada.

Me daba pena no haberle contado nada a mamá, siempre confiaba en ella, siempre le contaba todo, y ella a mí, sobre sus desastrosas citas y, siempre la escuchaba llorar diciendo que nunca encontraría a alguien como papá.

Ahora entendía por qué el llanto. Estaba en la misma situación. Sólo que el hijo o la hija de Valeria no había nacido, y yo no era el padre.

Que enfermo, el abuelo era el padre.

Asqueroso viejo enfermo. Iba a meterlo a la cárcel. Ese instante me lo juré.

Fui a mi habitación a recapacitar un poco. ¿Qué haría mañana en el juicio? Pensé que un buen plan sería mostrar la última nota de Val, la que estaba en el libro, y sólo explicar cómo había llegado hasta ella.

No sé cuánto tiempo habré estado pensando acerca de eso, pero escuché que la puerta principal se abría. Mamá ya había llegado. Bajé para ayudarla con las bolsas.

- Hola mamá. - le di un beso en la mejilla mientras agarraba cuatro de las seis bolsas que ella estaba cargando.

- Hola Sebas. - llevamos las cosas a la cocina. - ¿Qué tal tu día? Seguro que sólo viniste por el chocolate y el helado.

- Mamá, vine para ayudarte, aunque no niego que también vine por helado y chocolate. - sonreí. - mi día estuvo bien. Quería contarte algo.

- Bueno, ayúdame a guardar estas cosas, luego nos servimos helado, partimos el chocolate, y comemos mientras me cuentas lo que sea que quieras contarme.

La ayudé a guardar todo lo que había comprado. Tardamos aproximadamente diez minutos en dejar todo bien, luego, mamá saco pocillos de helado, sirvió dos bolas de helado para cada uno, una de sabor granizado y otra de sabor chocolate. Partió una barra de chocolate a la mitad. Nos sentamos en la mesa de la cocina, y empezamos a disfrutar del helado que compró.

- ¿Qué es lo que querías contarme, Sebas? - dijo al terminar de chupar su cuchara con helado.

- Mamá, hay demasiado que no te he contado.

- Sobre Valeria.

- Sí. - me encogí de hombros.

- Sus notas.

- Exacto... - bajé la vista hacia mi pocillo con helado. No podía verla a los ojos.

- ¿Y?

- Bueno, ya sé por qué se suicidó. Sé casi todo de ella, su historia.

- No quiero saberlo... Pero sí, al mismo tiempo. Cuéntame. - Decidí empezar por lo más suave.

- Tenía una hermana mayor, se llama Claudia. La conocí, es idéntica a ella, sólo que mayor.

- Continúa.

- Eh... - la miré desconcertado. - Ella me contó cómo fue la infancia de Valeria. Sobre sus papas, sobre por qué vivía sola. Su mamá se suicidó. - Mamá abrió mucho los ojos. - Lo hizo porque el padre de Valeria, era un drogadicto, y las violaba. - Cerré los ojos. - Claudia escapó a sus dieciocho. El padre de Valeria abrió un prostíbulo. Es complicado por qué ella vivía sola, pero Claudia la alejo de su padre, todo lo que pudo.

Notas a mi Muerte.Where stories live. Discover now