Despertar

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Cuando YoonGi finalmente abrió los ojos, lo primero que quiso hacer fue quejarse.

Primero, porque le dolía la cabeza terriblemente. Segundo, por que la luz de la mañana había tenido que ver en su repentino despertar, y él era de esas personas que disfruta en demasía de dormir hasta que el sol llega al centro del cielo, aún si pocas veces se daba el placer de hacerlo.

Sin embargo, su deseo de quejarse se esfumó cuando al pestañear en varias ocasiones se dio cuenta de que se encontraba en una sala de hospital. Y de uno caro, por cierto. Parecía más bien una clínica, de esas con nombres ingleses de las que él se burlaba sólo porque secretamente hubiese querido estar enfermo para ser llevado allí y que le tratasen como un rey en las películas.

Pues... Aparentemente su sueño se había cumplido. Su brazo izquierdo lo conectaba por dos finas tuberías a una máquina que ilustraba en un moderno monitor su ritmo cardíaco y presumiblemente otras diez mil funciones de su cuerpo de las que él era por completo un desconocedor. Y recordó que en realidad odiaba los hospitales, y todo lo que se relacionase con las enfermedades. Y entró en pánico. La máquina de inmediato comenzó a emitir un fuerte pitido que sólo logró asustarlo más hasta que llegó una joven enfermera con rostro más bien de niña pequeña y le pidió que se calmase mientras ella arreglaba la implementación a su cargo. Pero YoonGi no iba a cooperar. Estar en hospitales le ponía los pelos de punta y lo que menos podía hacer era calmarse. Entró otra enfermera que lucía tan pequeña como la primera.

"Rong-Ah, ¿qué sucede" "Señor Min, por favor, cálmese" "Quédese quieto" "NaEun, esto no funciona, trae los calmantes".

YoonGi intentó luchar, pero no pudo hacer mucho contra la potente inyección que entre ambas chicas le propinaron.

Cuando volvió a abrir los ojos se sentía aún demasiado drogado para protestar. La segunda enfermera que había entrado estaba sonriendo frente a él, bastante cerca.

—Buenas tardes, señor Min. Me alegra que haya despertado... Otra vez.—añadió lo último con un deje de nerviosismo.—Soy NaEun, una de sus enfermeras. Antes de que se ponga nervioso, tengo que informarle que pasó la noche inconsciente. Fue traído hasta aquí por una ambulancia y sus familiares fueron contactados. Están en la sala de espera junto a otros amigos, pero sólo parientes directos pueden ingresar por el momento. ¿Se siente en condiciones de recibir visita? Pueden seguir esperando si quiere.

Demasiada información. YoonGi sólo captó algunas palabras sueltas y aún le costaba conectar. Familiares es lo que más entendía. La cabeza le punzó una vez más y se quejó.

—Les diré que esperen un poco más. —anunció ella con un gesto agraviado.

—No...—se las arregló para detenerla.—No lo haga. Que pasen.

YoonGi sentía que había más información en su cerebro de la que debería. Como si aquel tiempo inconsciente hubiese sido años de información perdida.

La puerta volvió a abrirse luego de unos minutos y tras la enfermera, su madre entró en la habitación. Automáticamente los dos se echaron a llorar.

—¡Mamá!

—¡Yoon!

La mujer con añosa cabellera atada a un moño dió dos pasos hasta él y como pudo, con cable y todo, lo envolvió en sus brazos.

—Mi bebé...—repetía de forma incesante mientras acariciaba aquel cabello negro que tanto había extrañado.—Estaba tan preocupada... Todo este tiempo... Sin saber nada de ti.—sus sollozos sólo crecían, haciendo que su rostro que era dulce la mayor parte del tiempo se contorsionase de dolor, así el menos llorón de ambos se vió en la obligación de darle unas palmadas en la espalda.

𝐂𝐎𝐋𝐈𝐒𝐈𝐎́𝐍- 𝐊𝐎𝐎𝐊𝐆𝐈 (adaptación)Where stories live. Discover now