Frutos

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—Como iba diciendo, los avances en YoonGi-Shi han sido realmente rápidos.

El chico de cabellos negros sonrió algo avergonzado. Acababa de tirar un lápiz por casualidad y por ello el doctor había detenido sus comentarios. Esta era la primera vez que se sentaba junto a JungKook en aquella oficina, en la que le veía desaparecer. Aún se sentía algo aturdido por lo que el médico decía. Recordaba la mayoría de los sucesos desde aquel accidente que nadie le había explicado bien, pero nada antes de éste. Y aunque había tenido una larga charla previa, a solas con el doctor, no entendía bien a qué se debían todas sus extrañas preguntas.

Sin embargo, poco le importaba.

YoonGi se mordió el labio y desvío la mirada, dejando de oír lo que el añoso señor ante él decía. Sus orbes se fijaron en el perfil del pelirrojo que se sentaba junto a él. Asentía despacio y con los labios fruncidos en una línea recta, que amenazaba con hacer surgir aquellos hoyuelos que siempre le habían llamado tanto la atención. Sus facciones eran dignas de un modelo de aquellas revistas que MinSeok tenía en su casa. Su voz grave confería un toque masculino a su presencia en cualquier lugar.

Lucía bien. Olía bien. Sonreía bien.

Y en los sueños que últimamente estaba teniendo YoonGi, hacía muchísimas más cosas; igual de bien.

Negó con la cabeza y de pronto, aquellos orbes oscuros estuvieron fijos en él.

—¿Qué tienes, Yoon?

—Nada.—respondió algo cohibido. Intentaba no recordar aquellos sueños, pero desde que MinSeok lo había dejado solo toda una tarde en su departamento, el hasta ahora inocente YoonGi había descubierto la magia de las revistas y los canales sin protección parental. Y ahora esos recuerdos sólo se mezclaban con el rostro de JungKook.

Se concentró en mirar más allá del doctor, por la ventana; oyendo cómo éste proseguía en su explicación de su maravilloso avance.

YoonGi lo llevaba bien. No es que antes fuese mal, pero se sentía más normal ahora. Menos carente de información en general. El doctor no era el único que decía que ya estaba casi en su estado de edad actual. JungKook y MinSeok también lo comentaban entre ellos; aunque claro, ellos no sabían que YoonGi los había oído en sus murmullos.

La verdad, no entendía por qué todos estaban impresionados de que actuara como una persona normal y no como un niño en cuerpo de adulto. Ya se sentía como cualquiera, y quería que lo reconocieran como tal.

—Ya podemos irnos.—anunció JungKook, palmeándole la espalda y poniéndose de pie.

YoonGi se ruborizó. Quizás aún tenía la capacidad de concentración de un niño. Aunque él le llamaba a eso un detalle menor.

—¿Cómo les fue con el doctor?—preguntó MinSeok, extrañado cuando JungKook se sentó junto a él en el interior del auto. Esto último se debía a que el castaño que una forma de desligarse de su imagen infantil era poder despegarse de los asientos delenteros de vehículos en general, así que había insistido en que el pelirrojo tomara su lugar junto al rubio amigo de ambos.

—El doctor dice que estoy bien. —se apresuró a decir YoonGi, jugueteando con un mechón del pálido y delgado conductor.—Y que ya puedo hacer las cosas de una persona normal. —aventuró, mirando de solayo a JungKook, que inmediatamente bufó y rodó los ojos.

—No estabas escuchando atentamente. —le reprendió. —El doctor dice que YoonGi está bien. El scanner del otro día no demostró nada raro. Pero dice que pasa por un proceso de pubertad mental.—explicó el mayor, esta vez para MinSeok, únicamente.

¿Pubertad? Aquello es para niños, pensó YoonGi. Él ya era un adulto. ¡Podía hacer lo que fuera! Ese doctor no sabía nada de él. ¿Y por qué JungKook lo trataba cómo un pequeño aún? Reprendiéndolo delante del amigo de ambos. Eso no estaba bien. Él era igual a esos dos. No debían hacer diferencias. Estaba mal. Estaba molesto. Quería gritar, y patalear, y...

𝐂𝐎𝐋𝐈𝐒𝐈𝐎́𝐍- 𝐊𝐎𝐎𝐊𝐆𝐈 (adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora