prólogo

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Definitivamente habían dos cosas que Jeon JungKook jamás habría imaginado ésta mañana cuando despertó. La primera era que la lluvia, el retraso al trabajo y los nervios por sus planes futuros lo llevarían a ser el autor de un accidente. La segunda es que la víctima estuviera, ahora, sentado en la cama de su propia habitación, prácticamente desnudo, exigiéndole que se le acercara.

—¡Hyung!—gimoteó con voz infantil, palmeando el espacio de la cama junto a él. —Frío, hyung...—se quejaba sin descanso, moviendo los pies de forma intranquila, perforando a JungKook con los ojos apenados.—¡Hyung! frío... —decía una y otra vez, haciendo pucheros.

Era natural que tuviera frío si sólo traía puesta una camisa y calzoncillos.

El alto se jaló los cabellos rojos con fuerza. Menos de cinco minutos en el baño y al volver, su inquieto huésped ya se había acomodado en su propio cuarto.

¿Cómo saldría de esta? Apenas acababan de llegar del doctor. A penas comenzaba su carga y ya se sentía cansado.

—Soy un idiota.—susurró, cubriéndose el rostro con las manos.

Cerró los ojos, respirando en cuatro tiempos como siempre hacía cuando se sentía histérico. Apretó los ojos y empuñó las manos.

Los segundos transcurrían lentos.

Debía calmarse. Las cosas se arreglarían. Probablemente por la mañana todo tomaría sentido. El extraño azabache se recuperaría del golpe en su cabeza, se vestiría apropiadamente y se marcharía de su vida tan rápidamente como había llegado. Sí, así sucederían las cosas.

De pronto sintió un par de brazos rodear su cuello y abrió los ojos a tiempo para encontrarse con los orbes color avellana del más bajo, que le observaban de cerca.

—Hyung... ¿Frío?—preguntó con inocencia mientras se pegaba más a su cuerpo y se ponía de puntillas para rozar sus labios, soltando una risita traviesa al alejarse y montarse a la cama otra vez de un solo salto.

JungKook lo miró en estado de shook. ¿Acaso ese chico lo había besado? ¿Así? ¿En paños menores y en su propia habitación? ¿Ese extraño del que no sabía prácticamente nada?

—¡Hyung!—chilló más fuerte el contrario, forcejeando por meterse bajo las sábanas. Su cuerpo a medio vestir se enredaba en la tela con frustración sin conseguir su objetivo, hasta que finalmente rompió a llorar.

Jungkook despabiló y se acercó a él, mostrándole lo fácil que era cubrirse con una manta. El más bajo se secó las lágrimas y sonrió infantilmente otra vez, robando otro beso de los labios del pelirrojo.

Jungkook dió un paso atrás de forma inmediata, cubriéndose la boca con vergüenza mientras el contrario le guiñaba el ojo y arrugaba la naríz entre risas infantiles. Aparentemente, para el azabache todo parecía un juego.

El pelirrojo suspiró. Las cosas definitivamente podrían arreglarse a la mañana siguiente... ¿Pero podría sobrevivir siquiera a aquella noche?

𝐂𝐎𝐋𝐈𝐒𝐈𝐎́𝐍- 𝐊𝐎𝐎𝐊𝐆𝐈 (adaptación)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora