Capitulo 13

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Su enorme cuerpo se acercó a mí, cada centímetro recorrido por él era una punzada de miedo en mi estómago. Cuando lo tuve en frente sabía que no habría escapatoria. Aún era más alto que yo, su sombra me cubría por completo. La colonia cara de mal gusto llenaba mis fosas nasales, afisxiandome. Cuando trate de alejarme de él me tope con los hombres que me habían traído en la camioneta, con mis manos aun atadas a mi espalda me sentía más indefensa que nunca.

La sonrisa de Joel se ensancho aún más. El, sabia como aterrarme, aunque esta vez algo era diferente. No quería que el me dominara, no podía permitirlo, sabía que Alejandro no descansaría hasta encontrarme el me prometió que me mantendría a salvo y debía aferrarme a esa promesa, solo tenía que resistir y para eso no podía dejarme intimidar por este desquiciado. Así que me pare firme frente a él y no baje la mirada, pude notar el instante en el que se percató que no iba a retroceder, aunque solo duro un segundo, luego continuo con su cínica sonrisa pegada al rostro.

- ¿No saludaras como se debe? – Joel tomo mi barbilla con fuerza me obligo a mira hacia arriba – no sabes la falta que me hiciste

Con un arrebato me beso. Cerré mi boca para que no entrara, pero pude sentir su lengua alrededor de mis labios el sabor a alcohol y cigarro eran un recuerdo persistente, ahora los tenia de nuevo demasiado cerca de mí. Cuando se alejó solo pude sentir la capa de saliva que había dejado sobre mi boca, me solté de su agarre con un tirón y limpié mis labios con mi hombro, su estridente carcajada retumbo en el lugar

- Ya suéltenla – le grito a los hombres a mi espalda – Ella no ira a ningún lado

La seguridad en su voz es lo que me asustaba más. Joel estaba asegurando que yo no me movería del lugar a menos que él lo ordenara. Aunque mi corazón estaba latiendo tan fuerte que, creí que se me iba a salir del pecho, mi cerebro no dejaba de trabajar, no era la misma niña de hace años atrás y aunque aun me provocaba terror no permitiría que me manejara a su antojo sin luchar. Pero no podía hacer nada estúpido, tenia que pensar bien que hacer, si escapaba y no lograba encontrar a Alejandro a tiempo cabía la posibilidad de que lo mataran. Solo tenia algunas cartas y debía jugarlas bien. Sentí cuando cortaron la cinta de mis muñecas y por un momento quise salir corriendo, pero aguanté el impulso. Me quedé ahí observándolo

- Listo me tienes ¿Y ahora qué? ¿Me obligaras a prostituirme de nuevo? ¿Me golpearas hasta matarme? Ya no hay nada que puedas hacer para destruirme ¿Que se supone que buscas?

- Ay princesa... aun eres la misma fierecilla de siempre, con la misma debilidad de siempre. ¿Crees que no puedo sentir tu corazón martillando tu pecho? No... esta vez no será igual, eres mía, siempre debiste serlo

- ¿Y crees que no escapare en cuanto tenga la oportunidad? Ya lo hice una vez ¿Qué te hace pensar que no lo haré de nuevo?

Se quedo en silencio por un momento, reflexionando lo que acababa de decirle. Mi mejor plan era ese, escapar en cuanto tuviese la oportunidad sé que no sería fácil, pero nada me impediría intentarlo. Joel metió la mano en su chaqueta rebuscando en su bolsillo, por un momento creí que sacaría una pistola y me mataría por abrir la boca pero lo que vi fue su teléfono.

El aparto de gran tamaño relucía con el sol de la tarde, tardo unos segundos en buscar algo en el y luego con su mirada fría y su sonrisa macabra se dirigió a mi

- Por cierto – dijo como si conversara con una vieja amiga - Te tengo un regalo – dio otro paso hasta estar más cerca de mi - ¿Recuerdas a tu nueva amiga?

¿Nueva amiga? ¿A quién se refería? Coloco delante de mí el gran aparato, en él podía ver una fotografía de Verónica en la parte trasera de una camioneta, Joel también aparecía en la foto, él le sostenida la barbilla haciendo que mirara a la cámara mientras le besaba la mejilla. El poco miedo que tenía por dentro se trasformo en ira pura, quería matar a este hombre quería que ardiera en las llamas del infierno y que pidiera clemencia todos los días de su vida, pero no podía hacerlo sin saber si Verónica estaba bien.

- Maldito desgraciado ¿Que le hiciste? – grite con rabia mientras alzaba mi mano para golpearlo – ¡Ella no tiene nada que ver contigo déjala ir! – Agarro mi puño en el aire y doblo mi mano sin esfuerzo, me incline hacia la derecha por el dolor

- Que boquita tan sucia princesa, eso debe mejorar – soltando mi mano guardo su teléfono nuevamente – Imagino que no querrás que le pase nada malo o ¿sí? Tampoco querrás ver muerto a tu amiguito ¿Verdad?

Joel camino hacia la camioneta y saco lo que al parecer era una correa de cuero

- Este es el trato: tu vienes conmigo, te portas bien, me obedeces y nadie saldrá herido, tu amiguito seguro encontrará a otra que lo satisfaga, tu amiga vivirá tranquila y tu y yo seremos felices. Todos ganan

- ¡El único que gana en ese estúpido trato eres tú! ¿Dónde la tienes? No se te ocurra tocarlos a ninguno de los dos o juro que te matare, así sea lo último que haga en esta vida

- Me encanta cuando te pones ruda – paso la correa de una mano a otra – ya debemos irnos o se nos hará tarde

En ese instante escuche en la lejanía el ruido de un motor, alguien más venia, cuando voltee para comprobar pude ver una moto de carreras acercándose a toda velocidad al lugar donde estábamos, los hombres que me habían secuestrados y los guardaespaldas de Joel se pusieron alertas con sus pistolas en mano. Cuando la moto se acerco lo suficiente pude ver claramente a Alejandro, su mirada me decía que tenia un objetivo y ese objetivo era yo.

Quise salir corriendo, pero fue detenida por la fuerza del agarre de Joel. Alejandro llego a nosotros y se bajo de la moto tan rápido como pudo

- ¡Angie! ¿Estás bien?

- Esto...

- Mira quien ha decido reunirse con nosotros – grito Joel interrumpiéndome

Joel me jalo de nuevo a su lado y yo lo único que quería era escapar, ahí fue cuando Alejandro se dio cuenta de la situación, cuatro hombres lo apuntaban y el estaba desarmado

- Yo quería ser benévolo y dejarte fuera de esta situación, pero tú has insistido

- Déjala ir desgraciado, enfréntame como hombre

- Nah, no tengo tiempo para hombres ¡Mátenlo!

- ¡No! – grite

- Esperen, creo que mi querida princesa quiere decir algo – Joel me miro directamente mientras los hombres con armas se acercaban a Alejandro – ¿Qué quieres princesa? – Joel hablo tan bajo que solo yo pude escucharlo

- Hare lo que quieres, solo déjalo en paz, a los dos – sonrió con satisfacción lo que me provocó mas asco

- Muy bien, entonces cuéntaselo a el –

Me empujo hacia donde estaba Alejandro, sabia que la mejor manera de mantenerlo a salvo era diciéndole que no quería volver a verlo y que me quedaría con Joel, pero eso era algo tan doloroso de decir que ni yo misma me lo tragaba, pero era la mejor opción para el

- ¡Quiero que te vayas! – le grite – me quedare con Joel – mis ojos se inundaban en lágrimas mientras veía la expresión de sorpresa en la cara de Alejandro - ¡Ya no te quiero! 

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⏰ Última actualización: Dec 23, 2018 ⏰

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