XV. El fin de una era.

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XV. EL FIN DE UNA ERA.






LA PRIMAVERA LLEGÓ Y en la víspera de la graduación del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, Aquila y Remus se encontraban sentados bajo un árbol, la cálida luz del sol se filtraba a través de las hojas besando su piel como la suave brisa que provenía del Lago Negro, desordenando su cabello. Aunque eran principios de junio, el día era caluroso, y la áspera corteza del árbol lastimaba la piel de Remus, que estaba cubierta por una delgada polera. Pero a él no le importaba, porque Aquila estaba acurrucada entre sus piernas. Sus ojos estaban cerrados, ya que una resaca la atormentaba gracias a todo lo que había bebido la noche anterior, que había sido su cumpleaños y el de Sirius y además, celebraban que los ÉXTASIS se habían terminado.

―Estás respirando muy fuerte.―ella se quejó mientras abría los ojos para mirarlo con los ojos entrecerrados.

―¿Estoy respirando muy fuerte?―Remus preguntó con una ceja arqueada y reía.―Te lo advertí.―le recordó.―Te dije que te detuvieras después del quinto vaso de vodka.

Aquila rodó los ojos, sintiendo que su cabeza palpitaba.―Sálvame, Lunático.―suspiró dramáticamente.―Esta es mi muerte.

Remus rió, negando la cabeza antes sus payasadas para después inclinarse sobre ella y presionar un pequeño besos en sus labios.―¿Eso ayuda?

Aquila sonrió.―Un poco.

Remus sonrió también.―Bien, porque me gusta besarte.

Aquila gruñó.―Por Godric, Remus.―dijo mientras se sentaba y le pegaba en un brazo.―¡A veces eres tan jodidamente nauseabundo!

Remus volvió a reír.―Bueno, alguien tiene que ser el cariñoso en esta relación.

Aquila arqueó una ceja.―¿Y eso que se supone que significa? ¿Estás insinuando que no puedo ser cariñosa?

―Bueno...―Remus contestó sonriendo inocentemente.

Aquila gruñó.―Oh, ya verás, mi pequeño Rem-Rem.―dijo con voz burlona mientras apretaba una de sus mejillas.―Seré tan dulce como la miel que le pones a tus cafés todas la mañanas.

Remus resopló.―¿Rem-Rem? Tendrás que inventar algo mejor que eso, Aquila. Y yo no le pongo miel a mi café, tú lo haces.

Aquila rodó los ojos y con una sonrisa dijo.―Entonces seré tan dulce como la barra de chocolate que ambos sabemos está escondida en uno de tus bolsillos, bichito.―ella se inclinó y besó sus labios.―O prefieres calabacita...o cariño...oh, ya sé, ¿qué hay de mi precioso pequeño lobo?―ante este último, Aquila rompió en carcajadas.

Remus negó con la cabeza y rió.―No hay manera que te deje llamarme así.―dijo para luego envolver sus brazos alrededor de su cintura y acercarla más cerca de su anatomía para después besarle. Aquila sonrió a mitad del beso, enredó sus brazos alrededor de su cuello, pero no pasaron más de dos segundos cuando sintieron la presencia de alguien cerca. Se separaron y miraron alrededor; no había nadie.

Entonces oyeron unas pisadas acercándose, Aquila frunció el ceño.―Espera, Canu... ―y con un tropiezo, James Potter apareció, junto a Peter.―Oh, uh... Hola, chicos.―dijo sonriendo nerviosamente.―Que raro verlos aquí...

―Oh, ya basta de esa mierda.―Aquila lo interrumpió.―¡Nos seguiste!

―En realidad.―James dijo sentándose frente a ella con las piernas cruzadas.―Desde que perdimos el mapa por culpa de Filch, lo cual, por cierto no hubiese pasado si no te hubieras escabullido de la habitación a las dos de la mañana... no hay forma de que hayamos podido saber que estaba aquí.

―Ustedes tenían el mapa, no yo. Era su responsabilidad cuidar de él, pero ese no es el punto.―replicó Aquila y luego se cruzó de brazos y gritó.―¡Sirios Orion Black saca tu maldito trasero de debajo de esa capa!

Pasaron unos segundos de silencio y luego, apareció Sirius, arrojando la Capa de invisibilidad a James, quién rápidamente la metió en su mochila.

―¡Estás espiándonos!―gritó Aquila mientras agarraba una roca y se la tiraba a Sirius, quién logró esquivarla.―¡¿Cuánto tiempo llevas ahí?!

―Lo suficiente.―dijo Sirius mirando a su hermana con cautela antes de sentarse al lado de James. Luego, con una sonrisa burlona, bromeó.―¿Mi precioso pequeño lobo? ¿en serio, Lia?

Las mejillas de Aquila se pusieron de rojo brillante cuando James y Peter rieron. Estrechó los ojos peligrosamente hacia su hermano y le levantó el dedo del medio. Sirius rodó los ojos y le sacó la lengua.

―Me alegra ver cómo todos hemos crecido.―Remus dijo negando con la cabeza.

Aquila arqueó una ceja hacia él.―No necesito tu sarcasmo ahora, Lupin.

Remus levantó los brazos mientras miraba dramáticamente hacia el cielo.―¿Qué le pasó a la dulce Aquila?

―Los odio a todos.―Aquila gruñó.

―Oh, por favor, Quila.―James dijo con una sonrisa.―Nos amas.―dijo envolviendo sus brazos alrededor de ella, para apartarla intencionalmente de Remus y plantar un sonoro beso en su mejilla. Con una mueca de asco, Aquila limpió la saliva de su mejilla y lo golpeó.

―Tolerar, Cornamenta. Tolerar.

Y los Merodeadores pasaron su último día en Hogwarts, tumbados bajo ese árbol cerca del Lago Negro, riendo y recordando sus primeros días en el colegio con nostálgicas sonrisas en el rostro.

Por supuesto, no sabían que después del banquete de la ceremonia de graduación, el profesor Dumbledore los llamaría a su oficina, para cambiar sus vidas drásticamente. Porque no dejaban Hogwarts para vivir una vida normal. No. Había una guerra fuera de las murallas del castillo, y los Merodeadores... bueno, tendrían que crecer rápido, ya que serían los primeros soldados de la Orden del Fénix.

FIN DEL SEGUNDO ACTO

FIN DEL SEGUNDO ACTO

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philophobia ━ remus lupin. (1)✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora