12.- Golpe de realidad (*)

Comenzar desde el principio
                                    

—Seguramente es un idiota que no se dio cuenta de la maravillosa mujer que tenía enfrente.

Mis ojos se humedecen al instante y maldigo a las hormonas en estos momentos. Una sonrisa se filtra en mis labios y parpadeo varias veces para alejar a las lágrimas y aparto la vista.

No se cuento tiempo más podré ocultarle a los demás mi estado, no sé cuánto tiempo podré fingir normalidad.

—Si bueno...a veces las cosas no siempre resultan como esperamos—. Él está por decir algo más cuando el mesero regresa con nuestra comida.

Mientras comemos no hablamos demasiado, pasamos prácticamente en silencio solamente haciendo comentarios cortos en algunos momentos, pero el ambiente no se torna incómodo en ningún momento. Esa era una de las cosas que me agradaban de Dave, con él podías permitirte no decir nada sin preocuparte porque el ambiente se tornara tenso o incómodo.

El tiempo parece volar, cuando me doy cuenta han trascurrido un par de horas desde que llegamos y los platos ya se encuentran vacíos frente a nosotros.

—¿Quieres ir a otro lado? —inquiere Dave mientras eleva una de sus manos para llamar al mesero —Tengo la misión de entretenerte por varias horas y probablemente tu hermano termine asesinándome si regresamos ahora.

Una pequeña carcajada abandona mi cuerpo mientras comienzo a negar.

—Escuché que construyeron un nuevo mirador en la ciudad ¿Te parece buena idea ir? —cuestiona.

—Oh, eso suena estupendo. —Cuando el mesero llega a retirar los platos, Dave pide la cuenta y pese a mis insistencias en que perfectamente podía pagar mi comida o siquiera la mitad de la cuenta, Dave no me lo permite.

—Tengo que pasar al baño antes —murmuro mientras me incorporo—. ¿Me esperas en el auto?

—De acuerdo—. Le dedico una sonrisa antes de girarme para dirigirme a los baños, en todo el camino ruego internamente por no toparme con Jack, agradezco cuando ya me encuentro dentro del sanitario, nuestro encuentro sería demasiado incómodo, sobre todo cuando no han pasado ni veinticuatro horas de nuestro último encuentro y él ya ha comenzado a salir con alguien más.

Debiste imaginarlo.

Una voz susurra dentro de mi cabeza y me obligo a acallar a los pensamientos que llegan a mi mente en estos momentos. No lo necesitaba, no ahora.

Tras hacer mis necesidades, lavo mis manos mientras miro mi reflejo en el gran espejo. Acomodo mi cabello y retoco el labial que traigo puesto para después salir.

Cuando me encuentro fuera, el aire frío golpea mi cuerpo. Era increíble la rapidez con la que el clima cambiaba, hace algunas horas no se me hubiese cruzado por la mente cargar con algún suéter, pero ahora no parecía tan mala idea portar uno.

—Vaya, parece ser que no pierdes oportunidad—. La voz a mis espaldas me hace detenerme. El corazón me da un vuelco salvaje, mientras siento todos y cada uno de mis músculos tensarse.

—Podría decir lo mismo de ti —objeto—. Parece ser que eres demasiado rápido para buscar diversión.

Su mandíbula se tensa.

—Te pedí que te detuvieras.

—Y yo te dije que, si me echabas, no volverías a verme —me doy la vuelta, pero una de sus brazos se envuelve alrededor de mi brazo.

—Tenemos que hablar —dice y sonrío con falsedad.

—¿Hablar? ¿Ahora si quieres hablar? ¿Luego de que me humillaste y me llamaste zorra?

Inesperado Amor ©||EN EDICIÓN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora