Capítulo 33

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Pues bien, ¿Qué puedo contar?
Llegue a Miami muy tarde... O muy temprano.
Quién me recibió en el aeropuerto fue Lucy. Habíamos planeado con días de anticipación la estadía de ella en la casa de Alessandro y mía.

Si, aún es de ambos. No pretendo sencillamente ir y arrebatarle algo que también a él le a costado mucho.
No puedo ser una maldita interesada e insensible. No después de echarle a perder todas las cosas que alguna vez fueron reales entre nosotros.

Le había platicado todo a Lucy, claro menos la parte sexual de los encuentros sexuales e íntimos que manteníamos Camila y yo. Aunque, bueno. Me hizo soltar la sopa de varios datos sexuales que quizá sí Camila se entera que le conté a Lucy... Se le olvide que estoy cargando un bebé y opte por estrangularme.

Pero bueno, es que a veces lo boca floja no se me quita y más si es para presumir a Camila y sus dotes sexuales. O el hecho que le gusta hacerlo en diferentes espacios de la casa, o que le encanta que le meta mano en público.

Mi chica es un sucia juguetona y me tiene. Me doma y me tiene como le gusta.

- ¿Crees que debamos comprar una piñata? Amo las piñatas pero Vero luego se enfada cuando dejo mi tiradero después de romper la piñata. Ah pero no le molesta cuando le rompo otra cosa y todo está en el piso...

La latina me contaba un poco indignada su situacion mientras comía unas uvas verdes que ella misma se había encargado comprar en el supermercado, cuando fue a hacer las compras de la semana por mí.

Me recargue en la barra de la cocina, imitandola. La mire y sonreí ampliamente. Si que extrañaba sus locuras. Comencé a tomar el vaso con agua que tenía en una de mis manos.

- Humm...por cierto.- Dejó su atención de las uvas para observarme seriamente.- ¿Ya estás lista para decirle a Alessandro? Ya empezaste a estar gorda y...

Literal casi me atraganto con el agua que estaba tomando.

-... y creo que el sospechara, a menos que digas que tienes problemas para ir al baño y estás inflamada. Aunque después podrías decirle que tienes...

-No, no. Le diré la verdad Lucy. - Interrumpí a mi amiga mientras con un trapo amarillo limpiaba la poca agua que había derramado.

Mi amiga sonrió como si le hubiese dicho donde se encontraba el caldero con el oro imaginario que decían que había al final de cada arcoiris.

- Woow... Bien, perfecto Lo. Ya has aprendido de los caminos de nuestro señor Jesucristo.- Aplaudió delicadamente.

-Jeje...- Reí por sus ocurrencias.- Vaya, creo que el ser "Tortillera" no aplica en los caminos de nuestro señor Tommaso Cavalieri.

-Huumm meh.- Se encogió de hombros y comenzó a asaltar por toda mi la alacena.

-Pero ya lo platique con Camila. Es lo que debo hacer y esta vez no quiero fallarle a nadie. Debo enfrentar las cosas como son y no acobardarme. Eso era lo que siempre hacia que la terminara cagando con todos. Y mis inseguridades...

-Estoy orgullosa de ti. Si Vero te escuchara en este momento, no se la creería.- Mientras la seguía con la mirada, vería como la colombiana se levantaba de pinturas para alcanzar hasta al fondo de la alacena. Finalmente sonrió cuando consiguió tomar el  objeto - Pido ser la madrina buena.- Agitó el pequeño botecito de Chile chamoy - Cuando tu y Penélope Cruz no puedan cuidar a su bebé, con gusto podría ayudar. Sabes que me gustan los bebés.

Negué sonriendo - Vero se volverá loca teniendo a un niño en casa.

- Pues que se salga. Quiero a mi ahijado o ahijada. Si pude meter a un gato a la casa, puedo meter lo que sea.

En Mi Siguiente Vida [Camren EDITADO 2022]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora