M E N T I R A S

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Habíamos tenido una pelea. No fue bonita.

Tanto él como yo salimos heridos esta vez. Yo, porque, después de todo este tiempo, había realizado que se especializaba en las mentiras, era un experto en ellas. Salían fluidas de su delineada boca, muchas veces sin darse cuenta.

Y Ross terminó también herido porque yo lo había descubierto creando la próxima que me diría, dejando al desnudo parte de lo que era y no le gustó que viera esa parte de él. Cuando notó la decepción en mis ojos, se le quebró el poco espíritu que había reconstruido en este tiempo.

El décimo defecto había hecho acto de presencia, y esta vez no sabía si seguía dispuesta a seguir así.

Seguir con él.

Me rogó que me quedara con él ese día, en su apartamento. Una lágrima se le escapó; estaba jodido.

Me marché. Dolió mucho.

***

Días después, cuando al fin regresé al edificio, emprendí mi búsqueda por aquel hombre que había dejado mal aquel día.

Estaba borracho, recostado en su cama abrazado de mi sudadera y con la colilla de un cigarrillo en la mesita de noche.

Me besó, me abrazó, absorbió mi olor y me rogó que no lo volviera a dejar con ese vacío en su pecho.

Esa noche supe que aquella no había sido la primera mentira que me había contado, pero sí la más grande.

Pero jamás esperé que esa mentira pudiera esconder una parte tan tétrica de su pasado. 

DEFECTOSTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon