R U D O

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Vivíamos en el mismo edificio.

Él recién había llegado, y por alguna extraña razón había pedido el único apartamento que quedaba en mi piso.

Estaba justo frente al mío.

Era difícil no encontrarme con él cada vez que salía o entraba a mi departamento, él siempre con su cigarrillo en mano. No importara a dónde fuera, siempre traía uno consigo.

Un día decidí saludarlo, pero simplemente me regaló una mala cara, se dio media vuelta y se marchó, no sin antes exhalar el humo del cigarro en mi rostro una vez más.

Segundo defecto.

***

Tiempo después por fin pude darme cuenta que en realidad, esa mala cara que me había dado aquel día cuando por fin le dirigí la palabra, había sido un mal intento de sonrisa.

Pero había sido su intento de sonrisa.

DEFECTOSWhere stories live. Discover now