DEFECTOS

Viendo hacia atrás, recordando cada momento que pasamos juntos, sonrío.

Sonrío con plenitud, con ese dejo de melancolía y nostalgia teñidos en mi corazón.

Sin embargo, no me arrepiento de haberlo tenido en mi vida. Ambos nos cambiamos la vida en maneras completamente distintas.

Aún tengo grabada en mi memoria su barba de días, su cabello claro y largo, su apariencia desaliñada junto aquellos ojos tan tremendamente tristes. Recuerdo cada vez que lo veía, todo en él gritaba "cuidado, mantenga su distancia", algo que yo traducía como "ayúdame, no puedo más".

No era el hombre más apuesto que había visto en mi vida, tampoco el menos agraciado, pero aun así me gustaba.

Lo quise... lo quería todavía. Más de lo que quisiera o hubiera imaginado.

Incluso hasta podría decir que lo amo.

Lastimosamente, cada quien tuvo que partir por diferentes caminos. Pero cuando pensaba en él, la historia era completamente distinta a como la veía hasta hace poco.

Desde el momento en que nuestras miradas se cruzaron, comencé a juzgarlo.

Entre más tiempo pasaba con Ross, me sorprendía cada vez más de descubrir siempre algo nuevo.

Primero con el cigarro, después con su problema de alcohol, pasando después a descubrir lo tóxico que era, aprendiendo de su pasado tan terrible, ese que era la razón de su cobardía que tanto me asustó.

Trece míseros defectos que conté en él.

Todo el tiempo siempre fue recalcar todo lo malo que encontraba en Ross, todo esto que ante mis ojos y de los demás, lo hacía verse como una persona completamente terrible.

Mencionaba cara error que cometía, cada vez que me lastimaba, pero nunca me di el tiempo de notar aquellas cosas buenas que habitaban en él.

Como por ejemplo, su talento por el canto y música.

Supuse que todos sus defectos contrarrestaban lo bueno, cuando en realidad era al revés.

Pero todo eso no importa ahora, porque a pesar de haber descubierto cada cosa buena y mala de él, lo amé.

Solo que esta vez diría lo malo que había en mí.

Era prejuiciosa, y al igual que él, también era egoísta, incluso hasta un poco más. Era grosera, rebelde, tonta, inmadura.

Pero sobre todo, era humana. Justo como Ross lo era.

Tenía tantos defectos como él, sino es que más.

Me tomó tiempo entender que nunca fui tan buena persona como creí ser y me costó admitir que me sentía mucho mejor estando al lado de Ross, porque él realmente estaba jodido.

Nunca escondió lo que era, mucho menos se avergonzó de dejar que los demás vieran que tan mierda estaba hecho, porque si una cosa no era Ross, era un hipócrita.

No, esa era yo. Una hipócrita de primera al juzgar a alguien más siendo yo la imperfecta.

Yo era la defectuosa, no Ross.

Porque a pesar de tener todos esos detalles que nunca me gustaron, aprendí que cada uno de ellos lo hacían perfecto a su manera. Lo hacían Ross.

Y no cambiaría absolutamente nada de él.

***

Años habían pasado desde la última vez que lo había visto, y ahora, aquí me encontraba, sentada al fondo del salón, preparada para su primera presentación.

Cerraba mis ojos cada vez que su voz cantaba alguna nota, cada una llegándome al alma.

No mucho después, se detuvo para presentar su última canción.

"—Esto va para ella, porque en lugar de enamorarme de sus cualidades, me enamoré de sus defectos —dijo, mirando hacia la nada—. Les presento mi nueva canción: "Just like Heaven" —alzó la mirada—. Esto es para ti, mi cielo."

Y con eso, comenzó a cantar.

Al fin, después de tanto tiempo, había conseguido su felicidad.

***

Hasta aquí llegó la historia de Ross. Me declaro culpable por no querer escribir el final porque me daba mucha nostalgia terminarla. Me siento muy apegada a los personajes y a la historia en sí, aunque sea corta.

¿Les gustó el final? No me reclamen el porqué no les dejé juntos jaja

En verdad espero les haya gustado tanto como a mi escribirla.

Adivina adivinador: Al que adivine el nombre de la chica les doy un notición. 

PISTA: Su nombre está en este capítulo. No es tan difícil, sino que está regalado jaja ustedes pueden ;)