Caperucita Roja

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Atención: En realidad en este capítulo no hay nada que pueda ser nocivo a la lectura de alguien, pero dejando en claro, hay casi nada -Creo yo -, pero hay, una insinuación. Quizás ni siquiera la encuentren.

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Se mantenía inmóvil, procesando en su mente su actual situación. Y vaya que le gustaba, nunca antes había estado a tan alta proximidad de un cuerpo ajeno, un cuerpo de chico. Que desprendía un olor nuevo, una esencia única que la volvía adicta.

Hollín, tan dulce hollín. Que ahora también habia empezado a pertenecer a su cuerpo, a impregnar su ropa alquilada que no pretendía quedarse intacta por mucho tiempo, de seguro, en tan sólo unos míseros segundas irían yacer esparcidas por el suelo.

Y lo peor, era que lo ansiaba tanto!

Una mísera gotita de sudor resbalaba de su nuca y descendía por su espalda; era la calentura, la emoción por el momento esperado. Su pelo ya se veía en desorden, el hermoso peinado que Yaoyorozu-chan le había hecho se quedara apenas como una memoria en el pasado, grabado en las muchas fotografías que Mina-chan le había tomado. Los dedos ansiosos y agrietados, pasaban de entre sus lacias hebras tirandolas, haciéndo su dominio y alejandolas de la región de su cuello, revelando la nívea e sensible piel, tan blanquecina y lechosa que ahora se enrozijaba con marcas de dientes y chupones.

Sin suavidad o una pizca de consideración, Bakugou le exploraba la carne como un ávido animal que devoraba su presa. Con ojos que reflejaban el infierno no ocultaba la libido que desbordaba de estos y empezaba allí lo que mejor sabía hacer mismo con su poco tiempo de experiencia.

Follar, follar con locura, la mismísima que siempre usaba al pelear, al demonstrar su dinâmica, al intentar desgarrar el enemigo.

Tsuyu sabía que las sensaciones que ahora sentía no llegarían ni de cerca a las que tendría cuando se viera libre de toda la tela y sus cuerpos se pudieran sentir con más libertad.

- B-baku-

El lazo fué desatado.

Y la primera prenda yacía en el suelo y el viento gélido de la noche le besaba la piel y hacia con que estremeciera... De seguido venía el toque, brusco, abusivo, todo lo que le caracterizaba a él.

Rápidos y desenfrenados, una sección de movimientos ritmados de vá y vienes en que cada una de sus mamas eran operadas por las manos de Bakugou, tan ásperas, calientes y masculinas. Amaba cada calo y cicatriz de la extensión de estas, aún más ahora que le propiciaban tan descomunal sensación.

A cada apretón y pellizco soltaba exclamaciónes que a todo costo intentaba ahogar en el cuello bronceado, de venas remarcadas y seca piel. La fricción constante y que formaban círculos hacia con que su espalda se chocara repetidas veces contra el pectoral trabajado y protegido por tejidos y panos que complementaban el disfraz de lobo mal, que le quedaba tan bien y alimentaba su imaginación. Que le nublaba su censo común.

En medio a árboles y arbustos se preparaban para consumar deseos propiciados por la edad.

Culpaba a las hormonas desenfrenadas que le dominaban y ofuscaban su sentido de realidad, por que para Asui eso no podría pasar de una fantasía, una oscura y bella fantasía.

Cuando llegó a la fiesta acompañada de sus amigas y compañeros de clase, solamente pensó en divertirse un rato como una adolescente en compañía de otros iguales sin preocuparse con lo que era en realidad, en su cotidiano: una estudiante de U.A. que se preparaba para volverse una heroína cargada de responsabilidades. Y de seguro, jamás pasó por su maculada mente, jamás estuvo en su lista de planes, huir de la multitud que cercaba la pista de baile, alejarse de sus amigos y mentirles con una excusa cualquiera para aventurarse con el más carrasco de los chicos que conocía, aquel que no tenía valor propio y que trataba a todos a su alrededor como el puto cabrón que era. Pero lo que podría afirmar, era que sabía que en el fondo de su corazón, que su disfraz más que común y simple, correspondía a un motivo en especial; la tela rojiza no hacía un buen contraste con su personalidad o era su ideal para vestir en una fiesta de ese tema, pero el intuito oculto por detrás de su escoja era por demás perfecto para ella, para justificarla.

La caperucita roja nunca fué su ideal.

Pero, lo sabía.

Era una chica mala que quizás en pleno Halloween tuvo esa idea no por su próprio gusto, pero si para que le llamara la atención a él, pues, en esta noche de brujas sólo deseaba caer en las agallas del lobo mal...

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N/A: Y fué eso, nada detallado solo quise subir algo hoy :v chao.

Pd: Solo ignoren la mierda de imagen de arriba, aún no sé hacer fanarts y los hago por el jodido móvil :'/

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