Capítulo 2: Every Act Has It's Consequences.

10.5K 881 1.2K
                                    

Pí, pí, pí, pí  

El despertador se calla por culpa de un puñetazo. Si suena una vez más, lo tiras por la ventana.  

Son las seis y 15 de la mañana y tu día empieza. Tienes los ojos tan pegados como si hubieras llorado cemento, y el pelo apunta a más sitios que una brújula que se ha olvidado de donde está el norte, pero tienes que levantarte, poner un pie al lado del otro en la alfombra suave y esperar a despertarte del todo.  

Te vistes y desayunas solo, a pesar de la hora. No es porque mamá y papá estén durmiendo, es porque no están en casa. Te dejaron una nota en el frigorífico, Viaje de negocios, cariño, hay comida de sobra. Tienes dinero en el cajón, y ale, arréglatelas solito Harry Styles.  

No es que te hagan mucha falta, después de todo estás acostumbrado a estar solo.  

Bien pensado, siempre podías invitar a Amanda a pasar la noche allí, si es que para el final del día aun te quedaban fuerzas para ser persona.  

Sales de casa con el macuto al hombro y las llaves del coche en la mano, el viejo Chevy esperándote donde lo habías aparcado la noche anterior.  

Apenas son las 7:00 cuando llegas al instituto y ves las primeras luces del día, el cielo encapotado y gris porque vives en Yorkshire y a esa hora, eso es todo lo que se puede pedir. Aparcas y bajas con desgana, porque la práctica de rugby a esta hora no es lo que los médicos recomiendan para una vida larga y saludable.  

Y si lo era, tú te negabas a creerlo.  

Cuando llegas al gimnasio, después de haber dejado el equipo en el vestuario, te das cuenta de que hoy sólo toca sesión de entrenamiento para la resistencia. Cintas, saltos, correr. Más de lo mismo.  

Pero es lo de menos.  

Lo que realmente te molesta es que han metido a Kevin en el equipo. Kevin, el mismo jugador que el año pasado faltó a todos los entrenamientos y los dejo tirados en la final. Kevin, el gilipollas que casi le parte la ceja a Niall en uno de los entrenamientos solo porque le había chocado accidentalmente.  

Gruñes interiormente, y lo ignoras lo máximo posible, yendo para donde está Niall y Liam. Al menos esa sería zona segura. Dudabas que el mamonazo se atreviera a soplar si quiera al lado de tus amigos.  

—Buenos días, nenazas —el discurso del entrenador, tan atento como siempre— ya saben de que va esto. Los quiero con las camisetas tan sudadas que esto parezca un anuncio de nadadores olímpicos. Vamos, vamos, vamos —da palmadas y silba, animándolos a correr, a saltar o a lo que sea que quieras hacer esa mañana, mientras tus piernas aún no han decidido que saben como moverse.  

El chándal pica un poco y la camiseta de manga corta te está demasiado estrecha. Quieres dormir y apoyar la cara en tu almohada calentita, pero todo lo que haces es cogerte un tobillo por detrás de la espalda y estirar bien los músculos.  

Vas a empezar por correr un poco, y no quieres acabar agarrotado.  

All You Are It's On Your Back || Larry StylinsonWhere stories live. Discover now