—¿Por qué siempre eres tú? —parecía que se lo decía a si misma en vez de a él, no era la primera vez que ella decía eso, ¿A qué se refería?—  ¿Por qué?

Sungyeol estaba desconcertado, no sabía a qué se refería ella, Jisoo continuaba repitiendo las misma pregunta entre susurros mientras se aferraba con más fuerza a su agarre, al parecer estaba llorando, con la mano que le quedaba libre comenzó a acariciar —con un poco de duda— el cabello de la menor haciendo aún más escasa la distancia entre ambos cuerpos, luego de eso recargo el mentón en el hombro ajeno.

—Tú no deberías estar aquí...

Antes de que el pudiera cuestionar por que decía eso, fueron interrumpidos por un par de voces que gritaban el nombre de Jisoo, el las reconoció, eran los padres de Jisoo.

—¡Jisoo!

Ambos dirigieron su mirada en dirección de los padres de la menor, estos parecían preocupados, en solo unos segundos ya se encontraban frente a ellos, la mirada de la señora Seo viajó a su hija quien se alejó de Sungyeol, la mirada de Jisoo se mantenía en el suelo al tiempo en que entrelazaba sus dedos con nerviosismo.

—¿Qué ocurrió?

No podía responder nada, en verdad él no sabía con exactitud qué estaba pasando, por lo que solo negó con la cabeza. 

—Yo salí a caminar y me encontré con Jisoo...

—¿Ella está herida?

—¿Herida? —cuestionó el un tanto confundido.

—Será mejor que vayamos a casa, ahí aclararemos todo esto.

El padre de Jisoo se quitó la chamarra que usaba para cubrir a su hija, sin necesitar una invitación Sungyeol los siguió.

Una vez dentro de la casa de los Seo lo primero que Sungyeol notó fue que en la sala había restos dispersos en el suelo de lo que antes había sido un florero y en consecuencia junto a estos había agua regada y algunas flores. 

—Jisoo, nos has dado un gran susto   —su madre la tomó de las manos— ¿Qué fue lo que sucedió cuando nos fuimos?

—Yo... —miro a todos los presentes— no lo recuerdo.

—Hija —habló su padre en tono comprensivo— no vamos a molestarnos contigo...

—De verdad no lo recuerdo, estaba sentada en la sala y de pronto ya estaba caminando por la acera hasta encontrarme con Sungyeol.

—Está bien cariño, el doctor dijo que estas cosas podrían pasar, lo importante es que nada malo te sucedió.

—Limpiare todo el desorden que hice —Jisoo estaba por dirigirse a la sala pero su madre la detuvo.

—Déjalo, yo lo haré, mejor ayuda a tu padre a ordenar lo que compramos.

Ella asintió no muy convencida, el padre de Jisoo fue a la cocina y ella lo siguió, Sungyeol por su parte fue a ayudar a la señora Seo que se disponía a limpiar los restos del florero roto.

—¿Por qué Jisoo estaba sola? —cuestiono él mientras se agachaba para recoger los restos del florero.

—Salimos a comprar algunas cosas para comer, ella no quiso ir, yo no insistí por que tardaríamos muy poco, fueron solo veinticinco minutos —suspiro mientras hacia una ligera mueca—  pensé que algo malo había pasado cuando llegamos a casas y ella no estaba aquí  —lo miro con una ligera sonrisa—Me alegra que estuvieras dando un paseo, gracias a eso mi Jisoo no continuó caminando sin rumbo   —colocó uno de sus manos sobre el hombro de Sungyeol— ustedes... ¿Ya arreglaron sus problemas? —no obtuvo respuesta, dio un ligero apretón en hombro del más joven— iré por el cesto de basura y algo para secar todo.

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