―¿Qué lógica tendría que te lo permitamos, si de esa forma burlaras el castigo que te impondremos?―comentó el destructor escuchándose un poco más compresivo que su contraparte.

―No, no es eso lo que quiero pedirles.

Frente al silencio que indujeron sus palabras, Muerte levantó el rostro deliberadamente mostrando la determinación que le recorría.

―Permitidme bajar al NIM.

Ante la petición ambos dioses lo observaron incrédulos, mientras los creadores mantenían sus facciones inexpresivas.

―¿Qué clase de petición es esa? ¿Acaso has perdido la razón? ―Las represalias del benefactor fueron interrumpidas por la gruesa voz del destructor

―¿Por qué quieres bajar a ese nido de plagas? Tú mejor que nadie conoce los peligros que envuelven al Nim con esta nueva evolución de las plagas.

―Idun. ―murmuró lo suficientemente claro como para que los supremos lo entendieran, antes de bajar nuevamente su rostro.

―Así que se trata de eso. ―suspiro con aparente cansancio, aunque por dentro estuviera regodeándose de que la suerte estuviera a su favor.

―Lujuria resultó herida en la pelea contra las plagas, de no actuar rápidamente su cuerpo no resistirá y será reducida a una nueva plaga. ―Apretando sus manos hasta casi hacérselas sangrar volvió a levantar su cabeza―. Se los imploro, déjenme bajar al Nim.

Causando un pesado silencio en la estancia, ambos señores lo veían con la misma intensidad que aquellos ojos ambarinos demostraban.

―Puedo ver que tu intención es buena ―comentó Ithis con comprensión, más sin dejar la dureza de su voz de lado―, sin embargo, dejarte ir sería una imprudencia.

Anteponiéndose a la contestación del juez, Nim con seriedad tomó palabra en el asunto.

―Suponiendo que logres llegar donde se encuentra Idun, que logras obtener uno de sus frutos y no morir en el intento ¿Cómo planeas volver a tiempo? ―preguntó con curiosidad. Al notar como se disponían a contestarle volvió a hablar―. Por lo mínimo tardarías una semana simplemente en entrar al Nim, sin contar el tiempo que te tomara encontrar a Idun, pelear con las plagas por tu supervivencia, ni hablar del tiempo que te tomaría en volver a Ithis. Avaricia está resistiendo lo mejor que puede, pero aun así no podrá aguantar. Se quedara sin energía en lo que tú apenas puedes poner un pie en el Nim.

Al notar que a pesar de las atinadas palabras de su opuesto el juez se disponía a replicar, Ithis rápidamente refutó.

―Tienes un trabajo que hacer, no puedes descuidarlo por tanto tiempo y por nada.

―¡PUEDO HACERLO! ―gritó ante la frustración, provocando que ambos dioses lo vieran aterrados y los señores fruncieran el ceño.

―¿Desafías nuestras ordenes, Muerte? ―siseo el creador con clara molestia, mientras un tono violeta invadía los ojos carmesíes de su opuesto.

―¡Jamás! Yo vivo para ustedes ―dijo sin mentir, dejando expuesta su completa devoción hacia ellos― ¡Sé que puedo conseguirlo!

"Terco" pensó en llamarlo Ithis, sin embargo, antes de poder abrir la boca, Nim le arrebato la palabra.

―¿Y cómo lo harías? ―preguntó el corrupto interesado por la gran determinación que mostraba el dios frente a él.

―Con la liberación completa de mis poderes.

Una Juguetona MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora