Capítulo 3

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Hinata preparó el baúl con lo necesario y ambos se subieron a un carruaje que habían alquilado. Sasuke tenía la mirada perdida en alguna parte del paisaje que se veía por la ventanilla del carruaje. Hinata posó su mano encima de la de su esposo, porque, aunque no sabía lo que sucedía, no era tenía que ser precisamente algo bueno.

El azabache ni siquiera miró a Hinata, siguió concentrado en el paisaje, pero siento consciente de que su esposa estaba ahí con él. Él viaje sería de al menos ocho días, sin que ocurriese ningún contratiempo. No pararon para la hora de comer, pero si cuando encontraron un pueblo poco después del anochecer. Se hospedaron en una posada. Se quedaron abajo mientras que subían sus efectos personales, pagaron la cena del cochero y la de ellos.

No tardaron demasiado tiempo en irse al cuarto, para descansar para el día siguiente, el cual sería igual de largo que aquel. Como solo había una tina, que ya estaba llena de agua caliente, ambos se metieron juntos. Hinata estaba sonrojada, porque, aunque ya había visto a su esposo sin ropa, por alguna razón aún le daba vergüenza. Se dieron el baño juntos, se secaron, pusieron él su pijama y ella su camisón y se acostaron a dormir.

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Estaban en el tercer día de viaje había pasado igual de lento que él primero y él segundo.

Se hallaban ya en la habitación, mientras se desvestían para bañarse juntos como habían hecho los dos últimos días. No había hablado entre ellos prácticamente nada e Hinata estaba empezando a cansarse un poco de que Sasuke siempre estuviese callado y apenas le dirigiese la palabra. El azabache y ella estaban disfrutando de la calidez del agua, mientras que él la abrazaba y ella estaba acomodada en su pecho de manera tranquila y relajante.

-Querido, ¿sabes que puedes contarme lo que te ocurre verdad? – Preguntó tranquila mientras acariciaba la mano que su esposo tenía posicionada en su abdomen.

-¿Y si lo que pasa es que no quiero contártelo? -Contratacó él.

-Entonces estarías en tu derecho de excluirme de todo – Hinata salió de la tina y cogió la tela que usaría para secarse-.

Ella se puso su camisón, mientras que preparaba su baúl y dejaba el vestido del día siguiente fuera de este. Ya estaba peinada, por lo que se aseguró de que su pelo estuviese bien amarrado, para después caminar hacía la cama y acostarse.

-Espero que tengas un buen viaje mañana, querido – dijo ella mientras se tapaba y escuchó el movimiento del agua-.

-¿Qué se supone que estás diciendo? – Preguntó él con voz seria.

-Bueno si no me lo cuentas es porque no me incumbe, lo cual significa que tampoco tengo que hacer el viaje – contestó mientras que se acomodaba y cerraba sus ojos-; así que volveré a casa.

-Tu vas a venir conmigo- ordenó mientras que se secaba-.

-Creo que no – contestó ella mientras le daba la espalda y sentía que estaba en la cama-.

-No te hagas la difícil, sabes que vas a decir que si – dijo pegándose a ella y subiéndole el camisón-.

Hinata sonreía porque le hacía gracia la manera en la que su esposo iba a convencerla. Había empezado a darle besitos en el cuello, aún Hinata no se movía, pero el seguía acariciándola mientras subía el camisón. La puso bocarriba y le sacó el camisón, se acercó y la beso creyendo realmente que así la convencería para que se fuese con él.

(SasuHina)Perdidos  en sensacionesWhere stories live. Discover now